El alcalde de Poio destaca la buena actitud de las familias gitanas

Pontevedra.-  El alcalde de Poio, Luciano Sobral (BNG), que ayer tuvo que salir escoltado por la Guardia Civil ante el acoso de un grupo de vecinos contrarios al realojo de gitanos, ha reconocido en entrevista con EFE que "fue la peor noche" de su carrera política y destaca la buena actitud de las familias de etnia gitana.

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(EFE)

El alcalde de Poio, Luciano Sobral.

Destaca que vivió la situación arropado por sus compañeros de gobierno, BNG y PSdeG cuando en la puerta del ayuntamiento, desde las siete y media de la tarde, vecinos de Monteporreiro (Pontevedra) Y Caritel (Pontecaldelas) protestaban por la política de realojos por la administración local y autonómica entorno a varias familias gitanas procedentes del asentamiento de O Vao.

Pasadas la media noche, y tras permanecer más de noventa minutos después de finalizar el Pleno en el consistorio, tuvo que ser escoltado por diversos agentes de la Guardia Civil y Policía Local hasta su casa. Tras de si, trescientos vecinos increpándole y sy coche particular dañado: ruedas pinchadas y la carrocería arañada con diversos insultos grabados en las puertas.

Pregunta.- El episodio de ayer fue de todo, menos una noche tranquila.

Respuesta.- La situación fue muy tensa, aunque curiosamente el pleno estuvo presidido por un cierto clima de normalidad. Incluso, al final del mismo, permanecimos en el salón para atender la demandas de los vecinos de Caritel (Pontecaldelas) en desacuerdo con los realojos de la familias procedentes del poblado gitano de o Vao. Después, a la salida del pleno, las cosas pasaron a mayores.

P.- Además de los insultos, gritos y conatos de agresión, su coche sufrió daños de consideración. Por todo lo acaecido, ¿tiene la intención de adoptar medidas judiciales?

R.- Creo que no estaría bien que no lo hiciésemos. Vamos a poner en conocimiento de la subdelegación del Gobierno y Ministerio Fiscal los hechos registrados ayer. Por ejemplo, la retención de la corporación en la casa consistorial por la imposibilidad de salir libremente y, por supuesto, los daños producidos a los coches estacionados en las inmediaciones, entre ellos el mío.

A partir de que adoptemos estas medidas administrativas y judiciales, solo podemos pedir que se actúe en consecuencia ante la gravedad de una situación vivida.

P. - ¿Ha sido una noche difícil?

R. - Si. Llevo muchos años en esto y he vivido situaciones complicadas en etapas democráticas y, en la propia dictadura, pero lo de ayer, personalmente, fue una situación desagradable.

Contamos con unas posibilidad enormes para poder utilizar mecanismos de dialogo y razonar sobre temas como este. Sin embargo, con radicalismos como lo visto ayer, resulta muy difícil llegar a un punto de equilibrio en la convivencia entre familias afectadas, vecinos y los agentes políticos implicados. Desde ese punto de vista, la pasada noche fue muy difícil de asumir como político y extremadamente desagradable.

P.- Si no llega a ser por la escolta de seis agentes de la Guardia Civil , ¿tiene la sensación de que las consecuencias podrían haber sido peores?

R.- Es posible, las cosas como son. Nuestra intención fue siempre distanciarnos de la provocación y evitar cualquier riesgo. Pero, es muy posible., dado que el grado de tensión era alto y había personas con las que se podía hablar y me invitaron a salir sin problemas. El propio capitán de la Guardia Civil habló con los vecinos, pero, lo que sucedió al abandonar el ayuntamiento fue muy distinto.

Creo que lo razonable hubiese sido continuar con la voluntad de buscar soluciones a este tema, a pesar de las discrepancias, y no las adoptar las posturas que se tomaron, la pasada noche, porque no benefician ni siquiera a quienes las tomaron.

P. - Llegados a este punto del conflicto social, ¿se atreve a decir que ha emergido un racismo en la sociedad pontevedresa que se encontraba adormecido?

R.- Hay un movimiento de fondo que va más allá de lo que la propia inquietud que puede haber, algo razonable. No sé si lo que hay detrás de esto se llama racismo o tiene otra concepción, aunque si tengo claro que las actitudes mostradas no invitan al dialogo y a conocer los diferentes puntos de vista de las partes implicadas en la aplicación de un programa de integración y erradicación del chabolismo.

Sin embargo, la actitud de las familias gitanas ha sido diferente. Nos dieron su palabra y están cumpliendo con lo pactado. Siguen el Vao después de los intentos de traslado y nos facilitan un clima seguir trabajando con ellas en una salida beneficiosa para todas la partes. Lo que resulta inadmisible es que otros comportamientos den al traste con todo lo realizado hasta la fecha.

P. - De haber sabido, anticipadamente, las consecuencias de su decisión política en la cuestión del traslado de las familias gitanas de O Vao, ¿hubiese seguido los mismos criterios de actuación como alcalde de Poio?

R. - Nosotros tomamos una decisión, asumiendo todas las consecuencias. Sabíamos que era una situación complicada de por si. Lo que no pensábamos es que esto su hubiese llevado hasta al extremo actual. Ciñéndome a la pregunta, aclararé que nuestra obligación ha sido siempre buscar una salida, cumpliendo con una sentencia judicial de derribo de varias chabolas del poblado.

En cuanto a los lugares donde fueron realojadas, si hubiesen sido en otra parte, posiblemente, el conflicto habría estado igualmente. Pero, es indudable que esto cierra muchas puertas para pensar en otro sitio.