Luces, más luces

El 22 de marzo de 1832 en plena agonía Goethe dijo sus famosas últimas palabras: "Luz, más luz". Si hubiera habido un fotógrafo contratado para inmortalizar la escena sin duda habría contestado: "Gracias!, muchas gracias!".

La luz es, aparentemente, el insondable problema de por qué las fotos caseras son muy poco al lado de lo mucho que esperamos de ellas mientras las hacemos. Convertimos instantes memorables en imágenes deplorables por falta de luz.

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Cumpleaños1983.©Sophie Calle

El ojo humano es infinitamente más sensible a la luz que la mayoría de las cámaras fotográficas, así que abra las persianas, encienda todas las luces de la casa, acerque a las ventanas o a las luces lo que vaya a fotografiar y olvídese de que su cámara tiene flash. Habrá solucionado el primer problema.

Pero hay un segundo problema, y es también cuestión de luces. En este caso de las nuestras propias. Normalmente, no conseguimos que la intensidad de nuestros recuerdos se iguale a las fotografías que sacamos en momentos especiales.

A diferencia de lo que solemos pensar, en muchos casos no se trata de un problema técnico. Ni "necesito una cámara mejor" ni es que "no tengo ni idea de hacer fotos" sino más bien ¿realmente interesa lo que estaba pasando aquí en ese momento? Hay que ponerle cerebro al asunto de cómo enfrentarse al dificilísimo caso de las fotos caseras o de reunión familiar.

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3.Cumpleaños1980.©SophieCalle

Es verdad que la técnica nos permite hacer mejores fotografías, pero muchas veces el quid de la cuestión, lo que le falta a la imagen no es calidad si no realidad, y a veces no sólo realidad sino poesía.

Nos pasa a todos. Lo que ocurre es que no hemos fotografiado el objeto, el momento o el lugar en el que residía la verdadera intensidad de lo vivido. ¿Por qué en un cumpleaños se fotografía siempre a los niños cuando soplan las velas? ¿Por qué no hay boda que se precie sin la foto del anillado de los conyuges? ¿Por qué esperamos al grado máximo de cogorza para retratara nuestros primos en la cena? ¿Por qué paralizamos lo que está ocurriendo con la famosa frase "poneros ahí y mirad todos aquí"?

O sea, que en muchas ocasiones no cogemos la cámara cuando sentimos o vemos algo sino cuando "toca" hacer la foto, y ese supuesto momento estelar del señalado acontecimiento, a veces tiene gracia ya veces no.

La cuestión es entonces ¿Qué escena elegir para recordar el resto de nuestros días? La artista francesa Sophie Calle fotografió durante 14 años, entre 1980 y 1993, todos sus regalos de cumpleaños en un proyecto que denominó 'Ritual de Cumpleaños'. Cada año, después de organizar una velada con un selecto grupo de amigos y parientes, metía los obsequios recibidos en una vitrina idéntica a la de años anteriores y los fotografiaba.

Entre los regalos hay obras de arte, notas escritas a mano mostrando afecto, libros, cartas, antigüedades, objetos robados en restaurantes y hoteles, botellas de vino, objetos de colección... Ni velas, ni tarta, ni "miradme todos un momento". ¿Por qué no? Son algunas de las mejores fotos de cumpleaños que he visto en mi vida.

*Sofía Moro es nuestra colaboradora de fotografía