Las propuestas de Obama y Clinton: hay debate político detrás del confeti

American Health Choices Plan, el perfilado proyecto sanitario de la senadora, es una de sus grandes bazas. La cobertura sanitaria universal es el objetivo. El seguro médico será obligatorio para todo el mundo, subsidiado por el gobierno y los empresarios. El dinero para subvencionar este plan saldrá de restablecer los impuestos bajados por Bush a las altas rentas. Las grandes empresas estarán obligadas a ayudar a sus empleados a pagar el seguro, pero los pequeños negocios estarán eximidos, aunque habrá créditos para afrontar este gasto a aquellas que lo hagan.

El programa de salud por el que aboga Obama sólo sería obligatorio para los niños, aunque también ha asegurado perseguir la cobertura universal. La fuente de financiación también estará en la supresión del recorte de impuestos a las rentas altas. Pide a los empresarios que provean de seguro o que contribuyan a sufragarlo, y también deja fuera de esta exigencia a los negocios pequeños. Las tesis de Obama sobre salud están basadas en una premisa muy criticada: si los americanos no contratan un seguro médico es porque no pueden permitírselo. ¿Solución? Rebajar los costes. Sin embargo, algunos expertos no creen que sea así y piensan que el plan de Obama dejaría sin seguro a más personas que el de Hillary.

En 2002 la senadora dio con su voto el visto bueno al tándem Bush-Cheney y autorizó el inicio de la Guerra de Irak, aunque después se haya mostrado contraria al conflicto. La ex primera dama ha defendido su decisión pasada alegando que entonces se pretendía presionar al gobierno iraquí para que volviera a aceptar la presencia de inspectores de armas nucleares. Propone una retirada paulatina que acabe a finales de 2013. Estados Unidos mantendría una fuerza residual en Irak para combatir el terrorismo, disuadir una eventual agresión de Irán y proteger a la población kurda.

"No sólo quiero acabar con esta guerra, sino también con la mentalidad que nos metió en ella". Así de tajante se ha mostrado el senador por Illinois quien ha hecho del desarrollo del conflicto el argumento de autoridad que demuestra que tenía razón cuando se opuso a él. Contrario a la invasión, contrario a aumentar las tropas, su calendario de retirada es más tajante que el de Clinton: una o dos brigadas al mes y terminar en 16 meses. Redistribuiría algunas tropas en Afganistán y mantendría fuerzas limitadas, únicamente para luchar contra el terrorismo.

La ex primera dama, aunque suaviza el clima de enfrentamiento y hostilidad mantenido durante la actual administración republicana, mantiene la alarma hacia el régimen iraní. Clinton aboga por diplomacia y negociaciones directas sin condiciones, pero contempla el uso de sanciones económicas para evitar que Irán se convierta en una potencia nuclear y ha declarado que no se reuniría ni con Mahmud Ahmadineyad ni con los presidentes de Siria, Corea del Norte o Venezuela. La opción militar no está descartada aunque la senadora ha asegurado que no sería emprendida sin autorización del Congreso.

Tampoco rechaza llegar a intervenir militarmente y asegura que endurecería las sanciones económicas. Al igual que Hillary, iniciaría una diplomacia directa con Irán, pero existe una diferencia con respecto a su rival: Obama tiene intención de reunirse durante su primer año de mandato, de forma separada y sin previas condiciones, con todos los líderes del llamado 'eje del mal': Siria, Venezuela, Irán, Cuba y Corea del Norte. "La noción de que no hablar con países es, de alguna manera, castigarlos es ridícula".

La senadora por Nueva York, que votó a favor de la alambrada en la frontera con México, es partidaria de una regularización de inmigrantes ilegales que incluya el aprendizaje de inglés y el pago de la multa de 5.000 dólares que deben abonar los extranjeros para obtener un visado. También aboga por endurecer las penas a los empresarios que contraten ilegales, pero es contraria a conceder el carné de conducir a los inmigrantes indocumentados antes de regularizar su situación.

Barack Obama, quien también dio su voto favorable a la construcción de la valla en la frontera mexicana, comparte con Hillary Clinton todos los puntos de la reforma migratoria. Pero el senador por Illinois se ha desmarcado de todos los demás candidatos (republicanos y demócratas) pronunciándose a favor de conceder carné de conducir a los inmigrantes indocumentados. Ésta es una vieja reivindicación de la comunidad hispana que ha acercado al candidato a un sector tradicionalmente favorable a su opositora, especialmente en California, donde más de dos millones de personas conducen sin licencia.

Un plan para relanzar la economía con un presupuesto de 70.000 millones de dólares es el principal atractivo de la ex primera dama. Pretende destinar 30.000 millones de dólares al Fondo de Emergencia Inmobiliaria para asistir a los estados y ciudades con más embargos inmuebles. También aboga por congelar los tipos de interés de las hipotecas de alto riesgo en los próximos cinco años y quiere invertir 25.000 millones de dólares para paliar los elevados costes energéticos.

Al igual que su rival, el senador por Illinois tiene previsto acabar con la rebaja de impuestos que Bush hizo a las rentas superiores a 250.000 dólares anuales, promoviendo unas tasas más benignas con las clases medias, el principal objetivo electoral de ambos candidatos. Una vez más Obama vuelve a utilizar una estrategia diferente a la del resto de los candidatos y ha prometido inyectar 75.000 millones de dólares recortando impuestos a las clases más desfavorecidas, con la finalidad de que aumente el gasto.