Ledesma (ONCE) cree que sólo el 10% de los ciegos podrá votar en secreto

Vitoria.-  Los electores invidentes podrán votar el 9 de marzo por primera vez con papeletas en braille, lo que garantizará el secreto de su voto, pero la mejora no llegará a todos, ya que en el País Vasco sólo un 10 por ciento del colectivo conoce este lenguaje.

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(EFE)

El director territorial de la ONCE en Álava, Rafael Ledesma, durante una entrevista con EFE.

El director de la ONCE en Álava, Rafael Ledesma, ha destacado a Efe la importancia de esta reforma, que por primera vez en la democracia permitirá que las personas invidentes no tengan que recurrir a terceros para introducir la papeleta en la urna.

Las papeletas serán idénticas a las que utilizan el resto de electores, pero irán dentro de un sobre en el que, en tinta y en braille, se indicará la candidatura a la que pertenecen.

En el caso del Senado, los electores invidentes tendrán una plantilla con la que identificarán a los candidatos a través del lenguaje braille.

Pero Ledesma advierte de que la influencia práctica de la ley será reducida, ya que el porcentaje de personas con ceguera que conoce el braille ronda el 10 por ciento: de los 3.500 afiliados a la ONCE que hay en Euskadi, se manejan con soltura en este método unos 350.

Ledesma explica que para la gran mayoría de afiliados a la ONCE el braille no es sencillo, ya que son mayores y la piel de sus dedos es más dura, lo que dificulta el aprendizaje. Además, "muchos padecen diabetes y uno de los síntomas es la pérdida de sensibilidad en las yemas de los dedos", describe.

Otro obstáculo para votar es que cada vez que acuden a un colegio electoral se tienen que enfrentar a barreras arquitectónicas, de manera que "aunque ya podemos votar en braille, seguimos sin poder ir solos al colegio electoral".

Ledesma recuerda que la entrada a un colegio electoral puede resultar difícil para una persona que se guía por su bastón, pero además, la forma de organizar las mesas tampoco facilita el ejercicio del voto para este colectivo.

"Cuando entras a un colegio electoral lo primero que te encuentras es una lista donde tienes que buscar tu nombre y apellidos para saber a qué mesa dirigirte a depositar tu papeleta", explica.

Este problema se podía haber solventado dando la oportunidad a los invidentes de votar por correo en braille, pero al no haberse regulado esta fórmula, las personas ciegas volverán a necesitar los ojos de familiares y amigos para guiarse por los colegios electorales.