El gobierno paraguayo declara el estado de emergencia para frenar la fiebre amarilla

Asunción.-  El riesgo de una epidemia de fiebre amarilla en Paraguay, enfermedad que no se registraba en el país desde hace 34 años, motivó hoy la declaración del estado de emergencia nacional por parte del Gobierno, que ha pedido ayuda internacional para suplir la falta de vacunas disponibles.

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(EFE)

Un grupo de vecinos de San Lorenzo, municipio cercano a Asunción (Paraguay), protestan por la falta de vacunas contra la fiebre amarilla. El Gobierno paraguayo declaró el estado de emergencia nacional para tratar de evitar una epidemia de esta enfermedad.

"Estoy pidiendo vacunas. En toda la región están faltando porque es una enfermedad que se creía no necesitaba ya (de) una vacunación sistemática", afirmó el jefe de Estado, Nicanor Duarte, en un acto público poco antes de decretar la medida, que durará 90 días.

Las autoridades confirmaron hoy que la enfermedad se ha propagado con tres casos altamente sospechosos en la localidad de Luque, donde está el aeropuerto internacional Silvio Pettirossi.

Estos casos se suman a los tres enfermos con síntomas confirmados hoy en San Lorenzo, uno de los populosos municipios que rodean Asunción, en donde la semana pasada falleció por el mal un joven de 25 años.

En J. Augusto Saldívar, comunidad situada a unos 30 kilómetros al sur de la capital, se han reportados otros dos enfermos con síntomas de la enfermedad, cuyo virus se transmite por la picadura de un mosquito del género "aedes", que en las ciudades es el mismo que propaga el dengue.

Un campesino de 25 años falleció el 1 de febrero pasado en un hospital de Asunción luego de ser trasladado de un pueblo del departamento de San Pedro, centro del país, la primera región donde surgió la enfermedad y en la que se han confirmado al menos cinco casos.

El decreto faculta al Gobierno a solicitar ayuda internacional para el envío de vacunas, ya que el país se ha quedado casi sin reservas, en medio de la alarma de los habitantes de Asunción y distritos aledaños, que colapsan desde hace días los centros de salud.

Sin embargo, las autoridades sanitarias pidieron paciencia a la población y reiteraron que las vacunas pedidas de forma urgente por Duarte a los gobiernos de varios países, como Argentina, Brasil, Cuba, Ecuador, Venezuela y Taiwán, solo serán destinadas para una inmunización estratégica.

El gobernante explicó que las autoridades argentinas no están en condiciones de ofrecer ayuda alguna, ya que también han solicitado colaboración de Brasil, que en las próximas horas completará las 100.000 prometidas a Paraguay.

Por su parte, el ministro de Salud, Óscar Martínez, señaló que en los próximos días llegarán 144.000 dosis, incluidas parte de una partida de 200.000 ofrecidas por el Gobierno peruano, así como expertos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para evaluar la situación.

Este organismo prometió un total de 600.000 dosis de un fondo rotario, pero las primeras partidas llegarán a partir de marzo próximo, según el ministro, cuya renuncia fue exigida por un sector de la oposición por el desabastecimiento de las vacunas.

En medio de la psicosis colectiva y largas filas ante los centros públicos de salud, las autoridades sanitarias han insistido que es imposible reunir de una vez toda la partida que haría falta para inmunizar a los seis millones de habitantes del país.

El ex ministro de Salud, Julio César Velázquez, miembro de un consejo asesor de ex titulares de esa cartera que recomendó ayer la declaración de la emergencia sanitaria, recordó que en el 2006 alrededor de 1,2 millones de paraguayos se vacunaron contra la fiebre amarilla, por lo que están inmunizados por 10 años.

Desde la aparición del mal se suceden airadas protestas en las puertas de hospitales y dispensarios públicos porque las vacunas acaban en pocas horas, y cientos de residentes de la capital y sus alrededores han optado por buscar la inmunización en la ciudad fronteriza de Clorinda, en la provincia argentina de Formosa.

Centenares de habitantes de un barrio de San Lorenzo donde fue identificado el foco han llegado más lejos y hoy han vuelto a bloquear la avenida que une ese distrito con Luque en señal de protesta por la falta de vacunas.

Los epidemiólogos paraguayos han coincidido que es difícil diagnosticar con rapidez la enfermedad, ya que requiere de varias pruebas de laboratorio, y porque sus síntomas en principio son similares a los del dengue, cuyo brote epidémico causó a principio del año pasado 17 muertos de 27.000 infectados.

Además, insistieron en que el combate a su propagación está íntimamente relacionado con la limpieza y las condiciones de salubridad de las ciudades y de las residencias.