Arrecia la campaña contra un plan para gravar a los extranjeros ricos en el Reino Unido

Londres.-  Un impuesto anual fijo que el Gobierno laborista quiere imponer a los extranjeros ricos que residen en el Reino Unido, pero que obtienen el grueso de sus ingresos en otros países, es objeto, desde que se anunció, de fuertes ataques desde distintos frentes.

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(EFE)

El propietario de los almacenes Harrods de Londres, Mohamed Al Fayed.

Según esos planes, los extranjeros que hayan vivido al menos siete años en el Reino Unido y que se acojan al estatus de "nondoms" (no domiciliados a efectos fiscales), tendrán que pagar anualmente a la Hacienda británica 30.000 libras (algo más de 40.000 euros) para seguir beneficiándose de ese privilegio.

Si se negasen a ello, se les exigiría tributar aquí por la totalidad de sus ingresos en el extranjero, lo que lógicamente perjudicaría sobre todo a los que disponen de grandes fortunas.

A diario se advierte con la ayuda de la prensa británica de la catástrofe que puede suponer para Londres, como centro de las finanzas mundiales, la aplicación de ese nuevo gravamen.

El impuesto, reclamado por la izquierda y los sindicatos, que no entienden que los trabajadores británicos tengan que cotizar a Hacienda y no lo hagan los millonarios que viven en Londres y utilizan sus servicios, podría generar, dicen sus detractores, una desbandada de magnates y ejecutivos hacia otros paraísos fiscales.

Responsables de museos e instituciones culturales han advertido, por su parte, de que peligran también las donaciones de arte si se obliga a los supermillonarios a refugiarse en lugares más acogedores.

A la campaña se han sumado últimamente algunos de los mayores donantes del gobernante Partido Laborista, que constituyen -no hay que decirlo siquiera - un importante grupo de presión.

Así, Swaraj (lord) Paul, el magnate del acero de origen indio, que pasa por ser el más generoso financiador personal del primer ministro, Gordon Brown, ha calificado ese impuesto de "injusto" además de criticarlo por perjudicar a la economía.

También Gulam Noon, empresario del sector alimentario y uno de los residentes extranjeros más ricos, quien ha donado además más de 450.000 libras al Partido Laborista, ha amenazado con abandonar el país si se convierte en realidad ese impuesto.

El diario "The Daily Telegraph" cita asimismo a Dermot Smurfit, magnate irlandés del sector del papel, que vive también aquí y que dice que estudia la posibilidad de irse a vivir a Monte Carlo o Suiza.

En un despacho desde Grecia, el Financial Times contribuye hoy a la sensación de pánico al señalar, citando a un banquero griego, que la industria naviera de su país podría abandonar Londres en respuesta a ese impuesto.

Alrededor de un centenar de navieras de propiedad familiar, que controlan juntas un 20 por ciento de la flota comercial griega, dirigen sus negocios mundiales desde un cuartel general en Londres y se calcula que aportan unos 6.900 millones de euros a la industria de servicios financieros del Reino Unido.

También un importante asesor del Tesoro británico llamado Bob Wigley, que preside la división de Merrill Lynch para Europa, Oriente Medio y África, ha criticado la propuesta del ministro de Economía, Alistair Darling, como "mal concebida desde el principio".

Esa medida, afirma el banquero, estaba dirigida en principio contra los supermillonarios que viven aquí, pero perjudica sobre todo a muchos jóvenes ejecutivos con talento que han hecho de Londres un centro financiero global y que podrían decidir también marcharse.

Según John Treadwell, director ejecutivo de la Asociación de la Banca Extranjera, muchos "nondoms" que trabajan en ese sector pagan impuestos por el dinero que ganan en el Reino Unido, así como los que gravan las propiedades inmobiliarias si compran una vivienda y, por supuesto, pagan también el IVA.