EEUU pide pena de muerte para seis acusados por el 11-S. ¿Es posible un juicio justo?

El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha anunciado que pedirá la pena de muerte para seis de los presuntos terroristas implicados en los atentados del 11-S. Sería el primer juicio contra personas directamente relacionadas con los sucesos que costaron la vida a casi 3.000 personas. Los agentes han asegurado que el juicio será "lo más abierto posible". Sin embargo, hay muchos elementos de controversia implicados en el juicio: Guantánamo, la pena de muerte, los comisiones militares, pruebas obtenidas mediante tortura... ¿Podrá darse un juicio justo con estos precedentes?

(EFE)

Presos en Guantánamo.

El Pentágono ha asegurado que durante el proceso se respetarán al máximo los derechos de los imputados. Por ejemplo, el brigadier general Thomas W. Hartmann ha dicho a la prensa que cada acusado tendrá abogados de defensa militares y que también puede contratar abogados civiles.

También ha dicho que los acusados gozarán de los mismos derechos que los militares americanos, y que el proceso será transparente, salvo aquellas excepciones dictadas por la "seguridad nacional". Entre otras medidas, orientadas a garantizar la mayor transparencia posible, los miembros del ejército han afirmado que al lugar donde se celebre el juicio tendrán acceso, generalmente, la acusación, la defensa y los periodistas. Del mismo modo, los supervivientes de los atentados y los familiares de las víctimas podrán seguir el juicio a través de la señal de un circuito cerrado de televisión en Estados Unidos. Sin embargo, es poco probable que las imágenes lleguen hasta los hogares de la totalidad de los ciudadanos estadounidenses.

Sin embargo, todas estas promesas de transparencia y este repentino afán por hacer visibles las entrañas de Guantánamo encierran muchas dudas, debido al ambiente en el que se ha gestado el juicio. En primer lugar, porque la pena de muerte no parece la más compatible con la defensa de los derechos humanos y es rechazada en el ámbito internacional. En Estados Unidos ya son conscientes de este problema, como recoge The New York Times en su página web: "La pena de muerte es un asunto que ha causado fricción durante décadas entre Estados Unidos y muchos de sus aliados que consideran la pena capital como un castigo bárbaro".

Pero ésta no es la única inquietud que genera el juicio contra los seis presuntos terroristas. La historia misma de Guantánamo no garantiza una vigilancia estricta de los derechos de los inculpados. De hecho, en los últimos meses han salido a la luz dos temas que han dañado aún más la imagen de los campos de detención estadounidenses, como es el caso de los ahogamientos simulados y de los vídeos destruidos por la CIA.

El caso de los ahogamientos cobra especial relevancia en este caso, porque la confesión de uno de los inculpados, en la que se declaró autor intelectual de los atentados, se obtuvo utilizando la técnica del ahogamiento simulado, que muchos tildan como tortura. Este hecho hace peligrar la validez de la prueba. El general Hartmann se ha limitado a asegurar que el jurado será el encargado de determinar la validez de las pruebas obtenidas mediante esa técnica.

También la historia de los propios tribunales militares pone en duda la capacidad de llevar a cabo un proceso tan grande como el que ha planteado el Pentágono. "El sistema [de las comisiones militares] ha sido incapaz de tratar con casos menos complicados que se han presentado hasta la fecha", asegura a The New York Times David Glazier, antiguo oficial de la Marina y profesor en una facultad de Derecho. En el año 2006 la Corte Suprema llegó a poner en duda la validez de los métodos empleados por los tribunales militares, aunque Bush logró el respaldo definitivo a las normas en el Congreso. The Guardian recoge las declaraciones de un abogado británico que defiende a detenidos en Guantánamo, en las que asegura que sólo una de las seis personas acusadas por el Pentágono ha tenido acceso a un abogado en los "meses recientes".

Amnistía Internacional (AI) también se ha sumado a las críticas contra el anuncio del Pentágono. "Desde el crimen contra la humanidad cometido el 11 de septiembre de 2001, AI siempre ha pedido a EEUU que persiga la justicia y la seguridad dentro de un marco de respeto a los derechos humanos y el Imperio de la ley", afirma Amnistía. "El fracaso sistemático del Gobierno de EEUU para lograr eso -subraya AI- viene ilustrado no sólo por el trato que esos detenidos han recibido durante los últimos cinco años o más, sino también por los tribunales militares ante los que deben comparecer", tal y como informa Efe.

Los cargos deben ser aprobados por una oficial militar, Susan Crawford, ex jueza militar de apelaciones. Entonces, establecerá si la pena de muerte está justificada bajo estos cargos, según indicó Hartmann. En todo caso, pueden pasar meses hasta el inicio del juicio. En Estados Unidos hay quien piensa que el juicio contra los seis presuntos terroristas es una segunda oportunidad para lavar la imagen de Guantánamo, según cita The Wall Street Journal. ¿Crees que Estados Unidos está a tiempo de lavar esa imagen? ¿O por el contrario crees que es muy difícil llevar adelante un juicio que se ha gestado en un lugar tan hermético como Guantánamo?

Las personas que serán juzgadas son las siguientes:

• Khalid Shaikh Mohammed. Es la persona que confesó ser el autor intelectual de los atentados del 11-S. Además, reconoció su participación en otros atentados, como un ataque contra el World Trade center en Nueva Yok en 1993.
• Mohammed al-Qahtani. Fue etiquetado como el vigésimo terrorista suicida de los ataques de Nueva York.
• Ramzi Binalshibh, supuesto intermediario entre los terroristas y los jefes de Al Qaeda. Ex miembro de la "célula de Hamburgo", el yemení ayudó a planificar los atentados del 11 de septiembre.
• Ali Abd al-Aziz Ali, sobrino de Shaiik Mohammed. Al parecer, entregó dinero a los secuestradores de los aviones.
• Mustafa Ahmad al-Hawsawi. Al parecer, financiador de los terroristas que secuestraron los aviones.
• Waleed bin Attash, presunto encargado del entrenamiento y la selección de terroristas.