San José: entre el desarrollo urbano y la protección ambiental

SAN JOSÉ (COSTA RICA).-  Para muchos de los que lean esta primera entrega es probable que tengan muy asociada la imagen de Costa Rica con aquella de playas, bosques y volcanes que suelen mostrar en los escaparates de las agencias de viaje; para los que vivimos en su capital San José, la percepción nos resulta algo más ambigua.

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San José empieza a crecer verticalmente.

Hace unos días se dieron a conocer los resultados de la última edición del Índice de Desempeño Ambiental (IDA) en el que Costa Rica aparece como primer lugar en América y quinto a nivel mundial, sólo por debajo de Suiza, Suecia, Noruega y Finlandia.

Este documento, realizado en conjunto por las universidades de Yale y Columbia, intenta dar una calificación al grado de respeto y compromiso de los países hacia la protección del medio ambiente. El tema ha dado mucho de que hablar a una sociedad que cada vez se vuelve más autocrítica sea para bien o para mal.

Bastaba sólo con salir a hacer alguna compra, pasar por un bar o simplemente sentarse en una banca de algún parque capitalino concurrido, para darse cuenta que la noticia había calado hondo en todos los que disfrutamos de un buen debate; y del campus universitario ni hablar.

En primera instancia todo el mundo estaba muy satisfecho con la posición alcanzada, por supuesto, a los costarricenses no nos cuesta darle rienda suelta al tema de la ecología, la naturaleza y el medio ambiente en general, más aún cuando a 'rankings' internacionales se refiere.

La "ciudad-tortilla"

Pero en San José el doble discurso es mucho más obvio que en el resto del país, probablemente porque aquí la gente esta más acostumbrada a los problemas típicos de una ciudad grande. Incluso se ven muchas personas disgustadas al ver el artículo del IDA y saber que al mismo tiempo vivimos en la cuenca hidrográfica más contaminada de la región centroamericana o que mientras se inauguran nuevas zonas protegidas alrededor del área metropolitana, los programas de reciclaje brillan por su ausencia.

"San José es una ciudad-tortilla" me dijo una vez un amigo extranjero al llevarlo a ver la ciudad de noche desde los cerros de Escazú al sur de la capital y constatar que San José solo crece horizontalmente. Por esto da la impresión de tener una población mucho mayor de la que realmente sostiene.

El problema es básicamente cultural ya que el costarricense no le gusta vivir en pisos, sea por querer tener ese pedacito de tierra que la herencia campesina nos ha dejado, o por el simple hecho de que preferimos tener los pies bien puestos en la tierra para esperar las frecuentes sacudidas del suelo que nos recuerdan quien manda en estas tierras, esa misma naturaleza de la que estamos enamorados.

La buena noticia es que las cosas están cambiando, poco a poco la gente se esta dando cuenta que la ciudad debe crecer verticalmente y la construcción está regresando al centro de la ciudad. Hace 50 años no llegábamos al millón de habitantes, hoy somos más de 4 millones y no podemos seguir pretendiendo tener nuestra propia huerta detrás de la casa y al mismo tiempo conservar los bosques que aún nos rodean.

Arturo Pacheco

El proyecto 'San José Posible' pretende hacer regresar a los josefinos al centro de la ciudad.

El proyecto 'San José Posible' pretende rehabilitar 40 cuadras del centro de San José, que actualmente se encuentran en abandono y desarrollar proyectos habitacionales para hacer regresar a los josefinos al centro de la ciudad donde tienen sus trabajos, escuelas y negocios.

De esta manera se aprovechan los sistemas de servicios básicos que ofrece el casco urbano, se reducen los traslados en automóviles que actualmente son de cerca de un millón de entradas y salidas de la capital, se desarrollan avenidas exclusivamente peatonales, se mejoran los medios de transporte masivo, etc…

Se trata de un proyecto a gran escala y a largo plazo, pero que va avanzando y finalmente se complementan los esfuerzos que por años ha hecho el país en conservación y protección de áreas silvestres con el desarrollo de una zona urbana igualmente amigable con el medio ambiente. Un esfuerzo sin el otro no vale, estos deben complementarse.

Probablemente somos uno de los pocos países en vías de desarrollo que han recuperado zona boscosa en los últimos 20 años hasta lograr que más de la mitad de nuestro territorio sea bosque. Impulsamos el turismo sostenible y la producción eco amigable. Nos hemos esforzado por incentivar a nuestras empresas a ser social y ambientalmente responsables.

Posiblemente son muchas de estas razones las que pesaron en el documento del IDA para haber obtenido ese quinto puesto de entre 149 países y el primer lugar a nivel americano. Pero tal vez lo más importante es que la sociedad costarricense es suficientemente crítica de su propia realidad, para que en vez de quedarnos en lo ya alcanzado, veamos más bien todo lo que aún nos falta por recorrer para ser coincidentes con lo que mostramos al mundo. Pues si de algo estamos seguros es que el futuro será verde o simplemente no será.