Continúa la psicosis colectiva en Paraguay por el brote de fiebre amarilla

Asunción.-  Cientos de personas volvieron a acudir hoy a los hospitales públicos de Paraguay para vacunarse contra la fiebre amarilla, pese a que las autoridades sólo lo han recomendado para los habitantes del centro del país, donde fueron confirmados cinco casos.

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(EFE)

Centenares de personas forman largas filas frente a los principales centros de atención médica en Asunción, para aplicarse la vacuna contra la fiebre amarilla.

A ello se ha sumado hoy la muerte de Raúl César Osorio, de 25 años, de insuficiencia hepática y otros síntomas compatibles con esa enfermedad, después de ser hospitalizado la tarde del jueves en el Instituto de Enfermedades Tropicales, en Asunción.

Osorio, empleado de una gasolinera de San Lorenzo, populoso municipio vecino a Asunción, pudo haber fallecido de "hepatitis B o fiebre amarilla", afirmaron fuentes de ese hospital, que explicaron que las causas reales no se sabrán hasta dentro de 48 horas.

Por otro lado, cientos de personas volvieron a amanecer hoy en varios hospitales públicos asuncenos para inmunizarse, a pesar de que el Ministerio de Salud reafirmó el jueves que la vacunación sólo ha sido decidida para los habitantes de dos distritos del departamento de San Pedro, centro del país.

Un campesino de 24 años procedente de esa región continúa en estado delicado en el Hospital de Clínicas, en Asunción, entre los cinco casos de fiebre amarilla, que ha vuelto a aparecer en Paraguay después de 34 años.

"La psicosis está implantada, pero aún así vamos a vacunar a la gente que está formando fila hasta que aguante el 'stock'", señaló Hugo Quintana, director de la XVII Región Sanitaria, el local más concurrido estos días.

El médico comentó que se han vuelto a registrar conatos de agresión al personal del hospital ante la ansiedad de la gente y precisó vacunará hasta que acaben las 1.000 dosis previstas al menos para hoy.

Añadió que la instrucción que han recibido es que la inmunización se realice a personas que deban viajar en esta temporada veraniega a regiones turísticas de Brasil, donde la enfermedad se ha cobrado la vida de al menos 13 personas, así como a países donde la denominada "Plaga de América" es endémica.

Por su parte, el viceministro de Salud, Antonio Barrios, anunció hoy que solicitarán vacunas a Argentina, Bolivia, Brasil y Venezuela para hacer frente al mal ante una eventual propagación de los casos hasta que se concrete la entrega de las 600.000 dosis prometidas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Las autoridades sanitarias insistieron hoy que no hay peligro de contagio para la población, excepto en el departamento de San Pedro, donde se realizan tareas de rociado y un proceso de vacunación para unas 50.000 personas.

Uno de los contagiados de fiebre amarilla selvática, un joven de 22 años, murió la semana pasada en el Hospital de Clínicas, según el director médico de ese centro hospitalario capitalino, Adolfo Galeano, aunque el director de Vigilancia Sanitaria del Ministerio de Salud, Gualberto Piñánez, dijo que se trata de un caso "altamente sospechoso".

Las autoridades sanitarias insistieron en que la prioridad es frenar en San Pedro la circulación del virus de la fiebre amarilla, transmitido por algunas variedades del mosquito "aedes", entre ellas la urbana "aedes aegypti", que también contagia el dengue.