Ha fallecido Fernando Higueras, a la edad de 77 años, tras un largo y brillantísimo recorrido por los caminos del arte y de la arquitectura. No es fácil vislumbrar, en estos momentos de confusión cultural, la importancia de su figura, y pasará mucho tiempo hasta que se pueda comprender y asimilar la fantástica lección que supone su obra. Y es que intentar en los tiempos que corren explicar la arquitectura como la síntesis y expresión que supone la esencia del arte resulta una difícil tarea, y desde luego, rondaría los senderos de lo políticamente incorrecto.
Se podría contextualizar la obra de este arquitecto madrileño con total precisión histórica, su adscripción a las vertientes más organicistas y expresionistas de la arquitectura, su compromiso con los materiales, con las texturas, su maestría en el manejo del hormigón armado, la potencia y plasticidad de sus edificios. Podríamos también nombrar los numerosos premios recibidos a lo largo de su carrera: Premio Nacional de Arquitectura en 1961, medalla de arquitectura en la Exposición Nacional de Bellas Artes en 1966, seleccionado para el premio Pritzker en 1983 y otros muchos galardones tanto en concursos como por su obra construida. Y podríamos hablar también de su amor a la música, su dominio del dibujo y de la pintura, su maestría como fotógrafo, su capacidad para todo lo que supusiera creatividad y buen hacer en el universo de las Bellas Artes….
Pero nada sería tan importante como subrayar su actitud ante la arquitectura entendida como compromiso existencial y profundo, la búsqueda de la complejidad de sus formas, la construcción y el oficio como base sustancial de una trayectoria alejada sabiamente de los universos mediáticos y esclavos de las modas pasajeras.
Fernando Higueras representa la brillantez heroica y sincera, la supervivencia de un universo creativo y artístico en sentido intensivo, en el paisaje hostil de una sociedad mercantilizada, caldo de cultivo de lo mediocre disfrazado de profesionalidad. Esto supone el riesgo vital de navegar ante el viento de lo abierto, estar por encima, incluso al margen, de las coyunturales definiciones de belleza. Esto implica anteponer la creación a cualquier otra consideración teórica que no emane directamente de las profundidades del ser. Esto conlleva el peligro de la calificación de maldito por parte de la ortodoxia superviviente y mediocre, y termina casi siempre con la excomunión definitiva, la expulsión del club por haber sido un niño malo.
Una losa de precioso hormigón sobrevuela las conciencias de la clase arquitectónica. Es la pesada losa de homenaje a un creador, a un intenso vividor del arte y de la arquitectura, donde se esculpen, en tres barrocas pinceladas, estas definitivas palabras: "Fernando Higueras. Arquitecto. Perdonen las molestias".
* Javier Boned Purkiss es arquitecto y uno de los miembros de la incipiente escuela de Málaga.
Si quieres firmar tus comentarios, regístrate o inicia sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Tópicos, realidades y estereotipos cazados a vuelva pluma por las calles de Madrid
En: El País
Recomendación: Diego Bayón
Uno de cada tres jóvenes accede a Internet desde su teléfono móvil. Aunque sea casi imposible conseguir el dato, cada vez es más frecuente encontrarse a personas con un iPhone en sus manos en cualquier lugar. O de cualquier otro dispositivo móvil con acceso a Internet. Terminales multidispositivo que han están cambiando radicalmente el comportamiento del usuario.
En: E-Campanya
Recomendación: Albert Medrán
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si quieres, puedes registrarte o, si ya lo estás, iniciar sesión ahora.