Ausencia de talento

El talante y el talento se confunden. Sobre todo en estos días grises en que el fin (los votos y las audiencias) justifica los medios. Zapatero utiliza la televisión pública ('Los desayunos de TVE') para defender su patética propuesta de devolver 400 euros a cada contribuyente. ¿Talante? Cuatro utiliza la televisión privada para presentar un nuevo programa de concursantes freaks y jueces hijoputas. ¿Talento? Rajoy utiliza Antena 3 para decir que lo próximo que nos ofrecerá Zapatero será un piso en el Caribe. ¿Talante? Telecinco asegura dar carpetazo al Tomate, su buque insignia, por sorpresa y pese al 20% de audiencia. ¿Talento?

No sé desde cuándo estaba prevista la presencia de Zapatero en «Los desayunos de TVE», pero dio la sensación de que el presidente acudía al programa de Pepa Bueno con cierta premura y un único motivo: defenderse de los ataques de derechas e izquierdas a su famosa propuesta de los 400 euros. Se defendió, hizo campaña… y se acabó. Un autómata al lado de Pepa Bueno, tan cómoda, serena y profesional como de costumbre. ¿Rajoy en Antena 3? Lo mismo. Es decir, lo de siempre. O sea, nada.

El aumento de las apariciones de Zapatero y de Rajoy en televisión, a medida que se acercan las elecciones, es ciertamente preocupante: puede tener efectos devastadores en aquellos cerebros democráticos en actividad. Y es que para un intelecto vivo no debería ser fácil asumir que uno de esos dos individuos mediocres, aburridos y grises será el próximo presidente del Gobierno de su país.

¿Necesitamos cazatalentos? En Cuatro están tan convencidos que han montado todo un concurso, «Tienes talento», alrededor de tan vieja idea. Puede que en algún momento, en algún país del planeta, fuese «el programa de entretenimiento de mayor éxito del mundo», como dice la promoción de la cadena. Para mí sólo es una respuesta al «Tú sí que vales» de Telecinco, con diferentes 'freaks' dispuestos a concursar y otro jurado maleducado. «Tú, hija, no tienes nada», le dice Miqui Puig, líder de bandas tan prestigiosas como Los Sencillos, a una pobre concursante. «No sé ni cómo has podido entrar», le suelta otro de los mentecatos del jurado a una de las personas que, lógicamente, ha entrado porque ha pasado el corte del casting.

La crueldad de este tipo de programas sólo es comparable a su falta de imaginación. Eso sí, en estos espacios de moda, llamados un tanto ampulosamente 'talent shows', no se puede hablar de confusión entre talento y talante. Sólo de la ausencia de ambos.