Operación Fama

'Fama ¡a bailar!' (Cuatro) es la versión danzarina y pobretona de 'Operación triunfo'. Con este epítome podríamos resumir tanto los castings como el estreno de un programa menor, por repetitivo, obvio, monótono, poco original, carente de chispa y pésimamente presentado.

Un resumen minimalista con el que podríamos ahorrarnos hablar de un espacio lamentable, de esos sin alma, tan triste que a los cinco minutos de comenzar tienes la sensación de que llevas viéndolo toda la vida.

Se trata de un concurso en el que participan 20 jóvenes aspirantes al éxito mediático. 20 chavales que quieren alcanzar el triunfo bailando, en lugar de cantando (OT). "Está en juego una beca para estudiar en una prestigiosa escuela internacional. Sólo uno de vosotros podrá conseguirlo", dice una de las profesoras, en una frase que parece arrancada de la decrépita película original. Después Paula Vázquez, la presentadora, se encarga de poner las cosas en su sitio: "de aquí tiene que salir el bailarín total".

Y seguro que saldrá el "bailarín total", de la misma forma que de 'Operación Triunfo' salió el "cantante total". Ya saben a quién me refiero: Bisbal, Bustamante, Chenoa... Y es que 'Fama ¡a bailar!' será, además de una copia, una fábrica de esperpentos comerciales. Sin duda tan esperpénticos como los mismos profesores.

¿Creían ustedes que era imposible encontrar unos profesores más prepotentes, maleducados y horteras que los de 'OT'? Pues en Cuatro lo han conseguido. Rafa Méndez es el coreógrafo de funky. Se mueve como una bailarina, viste como un macarra (camiseta de los Ramones sin mangas) y da órdenes como Himmler: una niña empezó a llorar en el primer programa. Lo habitual en este tipo de programas con tan descomunal carga dramática.

"Por lo menos éstos bailan", dice alguien a mis espaldas, en mi propia casa, "mientras que los de 'Gran Hermano' se pasan todo el día en la cama". Y la verdad es que tiene razón. En el mundo de la miseria televisiva, de los concursos repetitivos y cutres, 'Fama ¡a bailar!' está un paso por delante de 'Gran Hermano'. Al ladito justo de '¡Mira quien baila!', la otra apología del bailongueo como método de superación y entretenimiento.