Atrapados en el tiempo

La música de tu vida, la que te hace feliz, la que te inyecta burbujas en las venas, es aquella que tarareas en los momentos de euforia. Robert Johnson, Hank Williams, The Kinks, The Band, Steve Forbert, The Clash, Tequila, Dave Alvin, Rosendo, Artic Monkeys… Cualquier cosa menos Raphael, Paloma San Basilio, Bisbal, María Isabel, Adamo, Lolita… Cualquier cosa menos la lamentable apuesta navideña de la televisión pública, el esperpento de cada nochebuena. Ese retorno a la España negra, al pasado más casposos y mugriento, esa miserable invitación a permanecer atrapados en el tiempo.

Si yo les dijera que 'la nochebuena televisiva fue una pesadilla en TVE', y que se trató de 'una de las veladas más apolilladas, amojamadas y apergaminadas que recuerdo desde que tengo uso de razón televisiva', pensarán con razón que me repito: es el mismo texto que escribí hace exactamente un año. Pero ¿para qué esforzarme en buscar adjetivos y metáforas cuando puedo reciclarme a mí mismo, como cualquier escritor vanidoso que se precie?

Continúo recuperando, puesto que es de candente actualidad, el Descodificador del 26 de diciembre del 2006: "Bisbal fue uno de los protagonistas del momento cumbre de ese despropósito llamado 'Nochebuena Raphael". Un instante terrible en el que Antonio Carmona, Lolita, Raphael y Bisbal interpretaron, financiados con dinero público, una versión burdamente aflamencada de ese villancico en que "beben y beben los peces en el río". También salieron Adamo, Paloma San Basilio…. ¡El mismo puñetero programa de mierda, con diferentes trajes y distintos playbacks, pero con los mismos protagonistas y las mismas canciones, un año después!

En estos días de amor y paz me gustaría agradecer a los directivos de RTVE el gran trabajo que están haciendo con la televisión pública. Sus ganas de innovar, de pensar, de avanzar. Porque no todo es despedir a miles de trabajadores, como si de una empresa privada se tratase. En RTVE tienen detalles de creatividad y solvencia intelectual tan impresionantes como éste: calcar el espantoso programa de la nochevieja de 2006, con Raphael y sus colegas de nuevo como protagonistas. Tienen muy claro, Papa Noel los bendiga, que hay que mantener las tradiciones, esas ancestrales costumbres que nos imprimen la personalidad y el carácter a los españoles de España. Y que permiten a directivos sin ideas, cantantes sin voz, y productores sin escrúpulos vivir de una misma gala durante los restantes 364 días del año. Raphael, machote, ¡nos vemos en la Nochebuena del 2008!