La CE admite que no es la reforma que quería, pero que hará avanzar al vino europeo

Bruselas.-  La comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, ha admitido hoy que el compromiso alcanzado por los ministros de la UE sobre la reforma del sector del vino no es el que quería, aunque confía en que haga avanzar al sector europeo hacia una mayor competitividad mundial.

"Es un acuerdo decente, no lo que yo quería, pero la reforma llevará hacia adelante al sector europeo", manifestó Fischer Boel en rueda de prensa, al término del Consejo de ministros de Agricultura.

Los ministros acordaron la reforma por mayoría cualificada, con los votos en contra de Malta, Estonia y Dinamarca.

La reforma permite mantener durante cuatro años ayudas actuales al sector, como las destilaciones o el mosto y atrasa hasta final de 2015 el final de los derechos de plantación y la liberalización del cultivo de viñas.

Fischer Boel subrayó que el compromiso conseguido por los Veintisiete, después de tres días de negociación, "permitirá concentrar el presupuesto en medidas para hacer frente a los competidores y recuperar cuotas de mercado".

La comisaria citó como ejemplo de los puntos en los que ha tenido que ceder, el mantenimiento del añadido de azúcar al vino, práctica que la Comisión Europea (CE) quería prohibir pero que rechazaron 20 países del centro y norte de la UE.

"No hemos obtenido todo lo que queríamos pero el acuerdo es equilibrado; espero que los Gobiernos hagan buen uso de los nuevos instrumentos de ayuda", apuntó la comisaria.

Calificó la negociación de "trabajo loco", pues los debates sobre el futuro del vino europeo comenzaron en verano de 2006 y "no han sido fáciles".

La comisaria confió en que cuando a finales de 2012 o en 2013 la CE presente un informe sobre el funcionamiento de la regulación aprobada hoy, "concluya que hemos tomado las decisiones adecuadas".

Fischer Boel insistió en su interés por combatir el incremento de las importaciones, que se han duplicado desde 1999 y el avance de competidores como Chile o Australia, a la vez que desciende el consumo de esta bebida en el mercado comunitario.

Recalcó que era necesario hacer desaparecer "medidas pasadas de moda" como la destilación de crisis, aunque la reforma da un plazo transitorio de cuatro años durante el cual podrán continuar ese tipo de apoyos.

Confió en que la distribución de los fondos en "sobres nacionales" sirva para que los países aprovechen las posibilidades de los vinos europeos y la idea de penetrar en mercados emergentes como China, lo que otros competidores han hecho con "éxito".

La reforma mantiene el presupuesto para el sector vitivinícola (1.268 millones de euros en la regulación actual pero que llegarían a 1.350 en 2015) pero cambia la forma de repartirlo.

Además, permite prácticas enológicas para vinos de la UE reconocidas por la Organización Internacional del Vino (OIV) y que usan otros competidores.