El drama del corto verano brasileño

SALVADOR DE BAHÍA (BRASIL).-  Aunque a los que vivís en el hemisferio norte os parezca difícil, en algunos países acabamos de empezar el verano. Aunque en Bahía, desde vuestras casas con la calefacción a tope, os pueda parecer que siempre es verano, no es así. La temporada estival acaba de comenzar y con ella, sol, playa, fiestas, alcohol y sexo. Todo junto o separado, allá cada uno.

Albert Tuá

Ritmo y la fiesta para todos durante el verano brasileño.

Es verdad que aquí siempre hace calor. Nuestra temperatura media a lo largo del año oscila entre 21 y 28 grados. También que algunos podemos y vamos a la playa en todas las estaciones.

En estos días, las radios y televisiones, no se cansan de repetir, ha llegado el "verão". Las playas se han llenado y las fiestas se multiplican por doquier. El calendario de fiestas populares empieza el 4 de diciembre con la festividad de Santa Bárbara en Salvador. Por favor, no le pongan el apellido "de Bahía", en Brasil suena mal y nadie lo usa para referirse a la capital del estado de Bahía. Hasta el Carnaval van sucediéndose las fiestas de largo.

Pero este verano es anómalo, ha perdido un mes entre las hojas del calendario. Esta pérdida ha generado un drama entre los que festejan las fiestas veraniegas y los que viven del turismo. Si normalmente el verano se alargaba hasta finales de febrero o inicios de marzo, este año el carnaval empieza a finales de enero y el día 6 de febrero ya estaremos enterrando la sardina. La ciudad se vaciará un mes antes de lo habitual y los bahianos volverán a sus rutinas invernales. La culpa, imaginamos, es de la Semana Santa y sus fechas variables, que nadie entiende. Desde aquí, proponemos un movimiento pro fecha fija para la Pascua, para poder saber a lo que atenernos.

Para colmo de todo esto, el 2 de febrero, Día de Yemanja, unas de las más bonitas fiestas del año, en la que se homenajea a la diosa del mar, este año coincide con el sábado de Carnaval. Ni los más viejos del lugar recuerdan tamaña afrenta. Así durante meses se han cruzado amenazas de motín popular y se han creado grupos de trabajo para resolver el entuerto.

Al final, las aguas han vuelto a su cauce. Habrá que duplicarse e intentar que el cuerpo aguante. Por la mañana, de blanco, haciendo las ofrendas a la diosa del mar. Por la tarde, viendo salir la procesión marítima y empezando la fiesta. Y por la noche, volviendo a los circuitos del carnaval, para ir atrás del trío eléctrico, que como decía Caetano en una famosa música, "sólo no va atrás del trío quien ya murió".