Un funcionario de la ONU sigue cautivo por indios en Brasil y otra etnia aisla a 350 obreros

Brasilia.-  Los conflictos indígenas se agravaron hoy en Brasil, donde al secuestro de un funcionario español de la ONU y de otras cuatro personas se sumó el aislamiento al que son sometidos 350 trabajadores por protestas de la etnia enawene nawe.

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(EFE)

Miembros de la etnia cinta-larga retienen desde el pasado sábado en la Amazonía brasileña al español David Martín Castro, funcionario del Alto Comisariado de las Naciones Unidas.

De este segundo conflicto sólo se supo hoy, debido a que los enawene nawe comenzaron a desbloquear algunas carreteras en las que desde hace cuatro días impedían el paso armados con arcos y flechas.

Sin embargo, muchos bloqueos se mantienen y aún siguen aisladas unas 350 personas que trabajan en la construcción de cinco represas hidroeléctricas, que son el foco del conflicto.

Los indios demandan compensaciones económicas por la construcción de las cinco represas que, según alegan, modificarán el ecosistema de las tierras que ocupan en el estado de Mato Grosso, limítrofe con Bolivia y Paraguay.

La compañía Juruena Participaciones e Inversiones, responsable por las obras, ha ofrecido 4,3 millones de reales (2,4 millones de dólares) para distribuir en partes iguales entre las once etnias que dependen del río Juruena y que serán afectadas por las hidroeléctricas.

Ese dinero sería entregado a la estatal Fundación Nacional del Indio (Funai) para que a su vez decida cómo invertirlo en favor de las etnias que habitan en la región.

Sin embargo, los enawene nawe no aceptan esa repartición y exigen una parte mayor de la indemnización, pues sostienen que sus aldeas son las más próximas a los lugares donde se construyen las represas.

Además, pretenden que el dinero les sea entregado directamente y no a la Funai, como se ha planteado.

Representantes de la Funai se han dirigido al sitio para intentar negociar con los miembros de la tribu, pero, según explicaron a Efe, poco se ha avanzado tras cerca de cinco horas de discusiones y los trabajadores continuaban completamente aislados.

Ese frente de conflicto se sumó al que la Funai tiene abierto en el estado de Rondonia, al oeste de Mato Grosso y vecino a Bolivia.

En la reserva Roosvelt, situada en el corazón de Rondonia, el español David Martín Castro, del Alto Comisariado de las Naciones Unidas, el procurador de la República en ese estado, Reginaldo Pereira da Trindade, su novia y dos empleados de la Funai cumplieron hoy cuatro días en poder de los indios cinta-larga.

Pese a las negociaciones que inició ayer personalmente con los cinta-larga el presidente de la Funai, Marcio Meira, la situación no ha cambiado y los indios se niegan a liberar a los cautivos.

Los indígenas divulgaron hoy un vídeo, de unos pocos segundos de duración, en el que los secuestrados aparecen con buen aspecto, al aire libre, y aseguran que están siendo bien tratados.

Las exigencias de los cinta-larga, según fuentes de la Funai, son "realmente difíciles de cumplir".

En primer lugar, pretenden que la Policía Federal sea retirada de la reserva, una región rica en diamantes, que son imanes para mafias de diversos tipos, como las de traficantes de piedras preciosas, y los mineros ilegales.

Los indios también exigen que sean anulados todos los procesos judiciales contra miembros de esa etnia, incluido uno que intenta determinar la identidad de los cinta-larga que, en el 2004, mataron a 29 mineros ilegales que operaban en la reserva Roosvelt.

Precisamente hacia la reserva, situada a unos 200 kilómetros de Cacoal, la ciudad más cercana, se dirigió hoy el presidente de la Funai con el objeto de continuar las negociaciones.

Según fuentes de ese organismo estatal, los cinta-larga le han ofrecido a Marcio Meira "todas las garantías de seguridad" y el compromiso de que podrá abandonar la reserva aún si la negociación continúa estancada.