La Policía filipina busca a varios militares renegados implicados en el motín

Manila.-  Manila, 30 nov (EFE). - Las fuerzas de seguridad filipinas buscan hoy a al menos una docena de militares renegados que escaparon después de participar en el motín de un grupo de militares que planeaba deponer a la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo.

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(EFE)

Miembros del Grupo de Seguridad Presidencial (PSG) registran las pertenencias de los civiles en los alrededores del palacio presidencial en Manila, Filipinas, hoy viernes 30 de noviembre. Miles de manifestantes pidiendo la destitución de la presidente Gloria Macapagal-Arroyo intentaron acercarse al palacio presidencial un día después de que oficiales y soldados rebeldes pidiendo lo mismo protagonizaran un enfrentamiento de siete horas con las fuerzas gubernamentales en el distrito de Makati en Manila. El enfrentamiento terminó en la rendición de los soldados y en el arresto de unos 40 periodistas.

El secretario del Interior filipino, Renato Puno, admitió que sólo han sido detenidos 21 soldados del total de 33 que durante casi siete horas se atrincheraron el pasado jueves en el lujoso hotel Península de Makati, el centro financiero de Manila.

"Un mínimo de doce están desaparecidos y les estamos buscando", señaló el secretario de Interior a los periodistas.

Puno explicó que los cuerpos de seguridad encontraron en poder de los líderes rebeldes, diversos documentos que indican que en el motín participaron "cuatro grupos diferentes que se movían en torno" a los cabecillas.

Entre los militares que escaparon se encuentra el capitán de Infantería de Marina, Nicanor Faeldon, y otros dos oficiales a cargo de la seguridad del senador Antonio Trillanes, uno de los líderes del motín.

Trillanes, oficial del Ejército, fue detenido en el hotel junto al general Danilo Lim, el ex vicepresidente del país, Teofisto Guingona, el obispo de la Iglesia Católica, Julio Labayen, y el sacerdote Robert Reyes.

Además, siguen detenidos otros 25 civiles, entre ellos los abogados J.V. Bautista y Archie Guevara, así como la actriz y directora de cine Elizabeth Orteza, según indicó la Policía.

Faeldon y Trillanes estaban siendo sometidos a juicio por su implicación en el motín que tuvo lugar en 2003 para intentar fomentar una revuelta contra la presidenta, mientras que contra Lim continúa abierto un proceso judicial por su supuesta participación en una intentona golpista ocurrida en 2006.

El jefe de la Policía Nacional, general Avelino Razón, dijo que algunos de los soldados amotinados vestían ropa civil y se ocultaban en habitaciones del hotel cuando fueron detenidos por las fuerzas de seguridad.

También aseguró que el motín fue planeado de antemano por Trillanes, Lin, y sus seguidores civiles.

"Los documentos que hemos encontrado refuerzan la hipótesis de que estuvo bien planeado y que quizás, más adelante, otros grupos intenten llevar a cabo esos planes", apuntó el jefe de la Policía Nacional.

A su entender, los líderes rebeldes pretendían prolongar el motín todo el tiempo posible con el objetivo de conseguir el máximo apoyo popular y de grupos cívicos para llevar a cabo manifestaciones contra el Gobierno de Arroyo.

La presidenta, que ha resistido ya a dos intentonas de golpe de Estado desde que asumió la presidencia en 2001, es cada vez más impopular a causa de los escándalos por corrupción, y pese a que durante su mandato la economía de Filipinas ha registrado un notable crecimiento.

El subsecretario del Interior, Marius Corpuz, dijo a Efe que la Fiscalía y la Policía preparan las acusaciones formales contra los detenidos, mientras que el obispo Labayen será liberado y entregado a la Conferencia Episcopal.

En medio una capital en aparente calma y con las calles casi desiertas por ser día festivo, cerca de 5.000 personas se manifestaron en la manileña avenida España, para exigir la dimisión de la presidenta Arroyo, quien precisamente el próximo domingo tiene previsto llegar a Madrid para rendir una visita de Estado.

Los manifestantes intentaron, sin éxito, aproximarse al palacio presidencial de Malacañang, donde eran aguardados por las unidades antidisturbios desplegadas para reforzar la seguridad.

Durante las cinco horas que duró el toque de queda declarado por el Gobierno después de desbaratar el motín, y con el propósito de impedir movimientos irregulares de tropas, la Policía detuvo en Manila a unas 872 personas.