Gestión de Chávez con las FARC despierta expectativas, esperanzas y malestar

Bogotá.-  La mediación del presidente venezolano, Hugo Chávez, para concretar un acuerdo humanitario entre las FARC y el Gobierno colombiano despierta expectativas, esperanzas y algún malestar en diversos sectores que no ven con buenos ojos al gobernante "bolivariano".

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(EFE)

Chávez informó de esa primera cita con un delegado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y horas después desde Bogotá el Gobierno colombiano dejó entrever su malestar por no haber recibido información.

Chávez informó hoy de esa primera cita con un delegado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y horas después desde Bogotá el Gobierno colombiano dejó entrever su malestar por no haber recibido información de su similar venezolano sobre esa primera reunión.

En un escueto comunicado leído a los periodistas por el alto comisionado para la paz, Luis Carlos Restrepo, se expresa sin mencionarlo la irritación del Gobierno por no ser informado de esa reunión.

Pero además de las esperanzas de los familiares de los rehenes y de millones de colombianos por los resultados que se deriven de esas gestiones de facilitación, también la expectativa gira en torno a los actores e intereses políticos en juego.

El presidente colombiano, Álvaro Uribe, aceptó designar el 15 de agosto pasado a una de sus más duras opositoras, la senadora liberal Piedad Córdoba, para allanar el camino del canje con los rebeldes.

Algunos analistas consideran que Uribe no quería quedar rezagado en las gestiones internacionales que se intensificaron en los últimos meses con la llegada al poder en Francia del presidente Nicolas Sarkozy.

El nuevo gobernante francés reveló estar vivamente interesado en la puesta en libertad de los secuestrados, principalmente de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, que también tiene nacionalidad francesa.

No en vano el gobernante colombiano accedió a liberar al guerrillero Rodrigo Granda, considerado el "canciller" de las FARC, a petición de Sarkozy, para trabajar en el acuerdo humanitario y señaló entonces que lo hacía "por razones de Estado" que, en todo caso, nunca precisó.

Granda viajó unos días después a La Habana, la semana pasada a Caracas y es hoy uno de los "protagonistas" de las gestiones.

Por los mismo días Uribe liberó a más de un centenar de guerrilleros de la misma organización, en un gesto "unilateral" y a la espera de que las FARC correspondieran.

El 28 de junio, sin embargo, se produjo un "mazazo" en el proceso que empezaba a despertar esperanzas para las familias y los mismos rehenes: las FARC informaron ese día sobre la muerte de 11 de los 12 diputados del departamento de Valle del Cauca (suroeste) que mantenían secuestrados desde 2002.

Según esa guerrilla, en una "operación de fuego cruzado" con un grupo sin identificar, murieron los políticos que estaban incluidos en la lista de "canjeables".

Ese hecho dejó desalentadas a las familias, no solo de esos políticos fallecidos sino en la de los centenares de secuestrados de la FARC, incluidos los otros 45 para el intercambio.

Pero esa situación varió cuando el 15 de agosto Uribe autorizó a Piedad Córdoba a adelantar "labores de facilitación" en la búsqueda del acuerdo humanitario con lo que el proceso recibió un nuevo aire.

Las FARC anunciaron el 26 de agosto su aceptación para que Córdoba y Chávez asumiesen su papel de mediadores.

Desde entonces la senadora Córdoba ha viajado miles de kilómetros en aviones, autobuses, lanchas y ha dormido en hoteles en Estados Unidos, en Venezuela, en la misma Colombia, en la selva, ha visitado a rebeldes colombianos presos en Washington y en Texas y no ha dudado en reunirse con congresistas estadounidenses y venezolanos.

También con los familiares de los secuestrados y de los guerrilleros detenidos, en su empeño no sólo para la puesta en libertad de los rehenes sino, como lo ha señalado, para aprovechar esa situación y abrir la puerta que conduzca a la reconciliación.

Las FARC, por su parte, han abierto grandes esperanzas al aceptar la cita en Venezuela después de que miles de ocasiones habían señalado que no querían acercamientos fuera de Colombia.

También por la reducción de su petición inicial de desmilitarizar los municipios de Florida y Pradera (Valle del Cauca, suroeste), en un territorio de cerca de 800 kilómetros cuadrados, a lo que Uribe siempre se ha opuesto.

Un grupo de "países amigos" (España, Suiza y Francia), hizo una propuesta para alcanzar el intercambio humanitario en un territorio desmilitarizado de sólo 180 kilómetros cuadrados de esos dos municipios y la presencia de observadores internacionales y la Cruz Roja Internacional.

Esa iniciativa, sin embargo fue rechazada el año pasado por esa guerrilla que, además, señaló entonces que no quería ni buscaría el intercambio durante el gobierno de Uribe.