Aprovechando el calorcito y la humedad de Benicàssim, esta joven fiber decidió ataviarse con un vestido de un desconocido material brillante y, para más inri, con falda de tubo hasta los pies. No sólo debía estar sufriendo todo el sofoco del mundo o más, sino que además daba la impresión de que iba a amenizar la jornada con la ceremonia del té.
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