Es el caso español más conocido, aunque no el único, de injusticia genética. Paquirri, un torero apuesto, de ojos azules e Isabel Pantoja, una coplera morena, con ojos y sonrisa bonitos. Y el resultado, Kiko Rivera, que a sus 24 años ya pierde pelo, luce barriga Hommer Simpson y guapo, lo que se dice guapo, no es. Es cierto que Isabel Pantoja no es Carmina, pero el pobre Paquirrín, cuando mira a sus hermanos, debe de mentar a la madre de Mendel en varias lenguas.