Una treintena de activistas de Greenpeace ingresaron a las instalaciones de la empresa armamentística Expal (Explosivos Alaveses) para "señalar con el dedo" a los fabricantes de bombas de racimo y reclamarles su prohibición total.Los activistas depositaron siluetas de cartón de personas mutiladas y prótesis de brazos y piernas que simbolizan a todos los que han resultado mutilados, heridos o muertos por una bomba de racimo. También desplegaron una pancarta gigante en la fachada de la compañía con la imagen de un niño mutilado con la leyenda "Expal fabrica bombas de racimo que mutilan".Los activistas pretenden reunirse con los responsables de la empresa para expresarles su posición y entregarles una prótesis y un vídeo con un testimonio recogido en Camboya, en el que un chico de 18 años, con los dos brazos amputados, se dirige directamente a ellos y les pide que "por favor, dejen de fabricar estas bombas".La acción de Greenpeace coincide con la celebración estos días en Dublín de una Conferencia Diplomática, en la que participan más de cien gobiernos, y de la que debe salir el texto de un Tratado de prohibición de las bombas de racimo. 1'49''