Un señor con estilazo

Los de mi oficio acabamos conociendo bien a mucha gente. Para calar de verdad a una persona no hay como entrar en su casa, reventarle un par de paredes, usar a fondo su váter y hurgar aquí y allá. Por eso puedo decir que conozco a un señor de los que ya no quedan. Se llama Antonio Gasset Dubois y acabo de enterarme, gracias al internet que me pone soitu.es y al youtube, que trabaja en televisión y dice cosas muy graciosas.

Antonio Gasset

O decía, según parece, porque al mismo tiempo me entero de que ya no trabaja. Le han jubilado. Joer, qué país. No es que el señor Gasset y yo hayamos cometido intimidades, pero, por eso que decía de cuando uno entra en casas ajenas, sé, porque lo han visto estos ojitos que han de ir al infierno con el tío Nicolai, que el tío marca abdominales y está hecho una rosa. ¿Jubilado, el señor Gasset? Entiendo algunas cosas de este país, y otras, no. Esta es de las que no.

A los que le veían en televisión les parecía muy gracioso, seguro. Pues de verdad, en persona lo es muchísimo, muchísimo más. En lo que llevo por aquí, yo no he conocido un señor tan señor y que te haga reír tanto con las cosas que dice.

Un punto canalla lo tiene. En mi opinión, es lo que corresponde a un caballero. El comportamiento seriecito, la formalidad y el hacer de Vicente, que hace lo que hace la gente, es para la clase media. Los señores y la purria hacemos lo que nos da la gana, y, para mí, el estilo es eso. Pues sí, a alguna doncella habrá desengañado el señor Gasset, fijo. Y qué. Más de una vez se habrá puesto borde. Y qué. Hablamos de estilazo, no de mequetreferías.

Tampoco es que yo esté de acuerdo en todo con el señor Gasset, que igual, es un suponer, se pone la camiseta del Barça para perpetrar el acto, y yo por ahí, por el culerismo, no paso. Y, en confianza, si se topan con él por ahí, no le pidan consejo para ir al cine: te manda a una de Oliveira, o de Resnais, o de Ophuls, y gente así, que yo la tengo apuntada desde que le pregunté, y llevo el papel en el bolsillo para acordarme de no ver cosas de estos ni en la tele.

Se me ha ido el santo al cielo. Lo que quería decir yo es que el señor Gasset tendría que salir todo el rato en la tele, o escribir en los papeles, para iluminar a la gente con todas las cosas que sabe y, de paso, descojonarnos con las gansadas sarcásticas que suelta. Su programa de cine no lo vi nunca, porque, me entero ahora, lo echaban a unas horas que sólo podían verlo (eso lo dijo él mismo) unos cuantos politoxicómanos insomnes. Y yo, politoxicómano, sí, cuando puedo, pero insomne no he sido nunca. O sea, que la autoridad actúe, por favor. Que le pongan a trabajar ya. Porque él, con lo lánguido que se pone y lo que se hace de rogar, no va a dar un paso.

La última vez que le vi, cuando acabamos la obra, le dije de tomar una caña, pagando yo. El hombre, por lo visto, no es de cañas mañaneras, pero me prometió que si pasaba por el Maleti a principios de septiembre, mejor después de las dos de la mañana, me invitaba él. A saber qué será eso del Maleti. En fin, que si alguien se encuentra al señor Gasset, le haga una reverencia de mi parte.