Sube la bombona de butano, sube el pan, y esta mañana me han subido el café diario cinco céntimos. ¿Todo sube? Pues parece que no. En los accesos a Barcelona se ha implantado una nueva medida: el límite de velocidad establecido se reduce a 80 km/h. Es decir, una rebaja de 20 km/h. Aunque de momento sólo se aplica en la ciudad condal, no sería de extrañar que la medida se extendiera a los accesos a otras localidades españolas.
El 1 de enero a media tarde llegué a Barcelona. Al aproximarme a la gran ciudad con mi automóvil, no me costó descubrir que algo había cambiado. De repente, los coches comenzaron a circular más despacio. Como si hubiéramos entrado en el hiperespacio, pero al revés. Poco a poco. El comentario con mi familia fue rápido. «Ostras, han comenzado a denunciar la nueva limitación». A frenar como el resto y, como el resto, hasta los 80 km/h.
No sé cuánto durará el efecto, pero el día de Año Nuevo todo el mundo parecía querer comenzar bien 2008, es decir, sin perder puntos.
La medida se inició en noviembre, pero las autoridades catalanas de tráfico no han empezado a aplicarla en serio hasta la llegada del nuevo año. Aseguran que en este período de gracia se han perdonado 15.000 denuncias, pero ahora se han acabado los avisos y han empezado las denuncias de verdad.
mapa con los accesos a Barcelona donde rige la nueva normativa
En el plano se puede ver dónde comienzan las limitaciones. Pero, la verdad, basta con observar el frenazo del resto de los conductores. Donde se para el resto, comienza el nuevo límite. Así de fácil, y de complejo a la vez.
Según los responsables de la circulación catalana, menos humos y menos accidentes son los objetivos que se persiguen con el nuevo límite. Afirman que la medida no es original, que ya se está aplicando esta idéntica limitación en otras urbes europeas para reducir la contaminación. Así, ciudades como Londres, Viena, Munich, Frankfurt, Stuttgart, Rotterdam y París ya nos preceden fijando la velocidad máxima en 80 km/h.
No han faltado las críticas de todo tipo a la medida, aunque quizás quien más se ha significado es el Real Automóvil Club de Cataluña (RACC), entidad que con casi un millón de socios se ha manifestado frontalmente en contra de la limitación. El RACC ha llegado a lanzar una campaña publicitaria de pago en la prensa tradicional, en la que intenta demostrar la inutilidad de la medida.
También ha realizado un vídeo informativo en el que pueden verse las zonas de aplicación del límite de velocidad.
La polémica no ha hecho más que empezar, aunque el comentario más generalizado de todos los conductores catalanes es el siguiente: «Ojalá circuláramos a 80 km/h. Generalmente cuando se entra a Barcelona se hace con el tráfico totalmente atascado». Como en Madrid, Valencia o Sevilla, puedes poner el nombre de la ciudad que te toque sufrir.
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Siempre comparando con los europeos todo menos el sueldo, ya no saben como seguir robando...