La pregunta del millón

La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) ha hecho públicas sus previsiones para el último trimestre del año, vaticinando una tasa de paro en España del 20%.

Las colas a la puerta del INEM según el informe de la OCDE no harán sino crecer aún más.

Desde que la palabra crisis dejó de ser tabú para el actual gobierno, éste se ha empeñado, sin mucho éxito la verdad, en tratar de insuflar ánimo en la opinión pública, que a fin de cuentas es la que sufre en sus carnes día a día el grave problema económico que atraviesa nuestro país. Porque no nos engañemos: los políticos unos con mejor y otros con peor sueldo a la postre son los que menos preocupados están por esta crisis y sobre todo, por cuándo llegará el final de la misma. Y si lo están, en el caso particular del partido en el poder, en buena parte es por la sensación cada vez mayor que existe en las filas socialistas de que cuanto más se prolongue esta situación, más peligro corre su continuidad en el poder de cara a las próximas elecciones.

Es por esto que la pregunta del millón que compartimos ciudadanos de a pie y políticos de escaño es cuándo esos famosos brotes verdes, una vez hayan germinado, crecerán hasta transformarse en vigorosa planta perenne y no caduca como hasta ahora ha sucedido. Es una pregunta para la que de momento no tenemos respuesta segura, lo que hace que el clima de desasosiego que empieza a reinar entre la sociedad, aumente a cada semana que pasa sin que se vislumbre luz alguna al final del oscuro y tenebroso túnel que estamos atravesando. De poco sirven ya los continuos buenos augurios que el presidente del Gobierno lanza a los cuatro vientos cada vez que se pide su opinión sobre el tema, porque a veces llega uno a creer que los diversos organismos económicos nacionales e internacionales, esperan a que Zapatero se pronuncie a cerca de la crisis con ese optimismo congénito que le caracteriza, para llegar ellos entonces con nuevas estimaciones o previsiones que actúan como herbicidas para los supuestos brotes verdes que en cada ocasión el presidente pretende hacernos ver.

Así ha sucedido una vez más. La OCDE  ha vertido un auténtico jarro de agua fría sobre nuestras de por sí escasas esperanzas de recuperación inmediata, al hacer públicas sus nuevas previsiones para los países que la componen, augurando un horizonte para España de aquí a final de año con un millón de parados más a añadirse a los existentes en la actualidad. De cumplirse así las perspectivas de la OCDE, la tasa de desempleo en España alcanzaría el 20%, o lo que es lo mismo: casi 4,5 millones de personas inscritas en las colas del INEM.

Por comparar estas cifras con la del resto de países presentes en la OCDE y ver de esta forma cómo nos situamos respecto a ellos, basta decir en primer lugar que la tasa media de desempleo para todos los países que la conforman se sitúa en el 8,4%. España con su 20% tendría el dudoso honor de ocupar el número uno en el ranking de países con mayor tasa de desempleo. Irlanda, que es el segundo país con mayor porcentaje de parados, apenas supera el 12%, mientras que países como Italia, Alemania y Gran Bretaña están por debajo de la media.

Deseando en cualquier caso que la OCDE no acierte en sus vaticinos, pero principalmente rezando para que no sea por haberse quedado corta, el escenario en el que podríamos encontrarnos a principios del 2011 no sería nada halagüeño. Dando por supuesto que será entonces el momento en el que de una vez por todas podamos decir que lo peor ha pasado, la duda que surge es si con más de cuatro millones de parados, la economía española podría salir con solvencia de la crisis. Parece al menos lógico pensar que otros países como los mencionados anteriormente, lo tendrán más sencillo. Y no digamos ya si analizáramos en profundidad el modelo de economía de nuestro país en el que sustentaron los tiempos de bonanza que ahora nos parecen tan lejanos.

Quizás hayan sido estas y otras consideraciones las que han llevado al anterior ministro de economía, Pedro Solbes, a poner su acta de diputado a disposición del partido esta misma semana incluso antes de que el informe de la OCDE fuera publicado, pero de lo que no cabe ninguna duda es que su marcha ha dejado en mal lugar a los actuales responsables del gobierno en materia económica. Solbes, contrario a medidas que consideraba caras y poco efectivas, como la de los ahora eliminados 400 euros por contribuyente, no parecía estar dispuesto a aprobar con su voto la política económica emprendida por su sucesor bajo el amparo de Zapatero.

Como siempre que algo puede ir mal, necesariamente irá aún peor, y por si tenía poco por lo que lamentarse nuestro presidente, el principal periódico de este país, afín siempre como es sabido a los gobiernos socialistas, y muy benévolo en el pasado con algunos errores de Zapatero, lleva sin embargo en los últimos días una serie de editoriales que ponen en muy mal lugar al Ejecutivo, y en especial, al líder del PSOE. Poco importa si este repentino cambio de tendencia en la línea editorial responde a resquemores por leyes audivisuales contrarias a sus intereses y aprobadas este jueves en el Congreso. Lo que de verdad interesa y preocupa es que sus críticas están por desgracia muy bien fundamentadas, llegando a afirmar que los continuos vaivenes en materia económica del gobierno están causando alarma en la sociedad española. No le falta razón.

Y mientras todo esto sucede, y mientras otras tantas noticias habrán de suceder, nos seguiremos preguntando lo mismo una y otra vez: ¿cuándo demonios saldremos de esta maldita crisis? Es la pregunta del millón. Del millón de nuevos parados.