Terapia para corazones rotos con The first days of spring

Si te han dejado el corazón más seco que la cuenta corriente de los que invirtieron en Lehman Brothers y estás con el síndrome yoyanomevuelvoaenamorar, el nuevo disco de los británicos Noah and the whale te liberará de los fantasmas

La portada ya anunciaba un cataclismo sentimental

Duele. Qué le vamos a hacer. Uno se levanta, se prepara el desayuno, se queda en blanco un rato, va al trabajo, queda con los amigos y se acuerda, irremediablemente, de ella y de qué puñetas estará haciendo que no llama, que no va a llamar. Si a eso le sumas que al que le han roto el corazoncito es el joven líder de una banda, el resultado es un disco de lo más melancólico. Uno como The first days of spring, de Noah and the whale.

Dieron el campanazo entre el público con su disco de debut, aunque a la crítica como concepto mundial no le gustase mucho. La efervescencia borrachuza de 5 years time y la música festi-rock acompañada de letras absolutamente cínicas y simpáticas fueron la tarjeta de presentación de la banda británica en Peaceful, the world lays me down. Ahora rompieron la tarjeta en mil pedacitos, los metieron en una caja y le prendieron fuego. Tocaba empezar (otra vez) porque a los chicos de Noah and the Whale les ha mirado una pandilla de tuertos. A saber: por el camino del éxito la formación se ha quedado sin Laura Marling y Emmy The Great –vocalistas ocasionales del grupo-, el cantante ha roto con su novia y para rematar, Doug Fink, el hermano del cantante Charlie Fink, anunció su salida del grupo porque quiere estudiar Medicina. Un no parar, vamos. Así, en ese contexto, se entienden los chuzos de punta y la melancolía indie del nuevo trabajo de los británicos.

Más allá de las anécdotas personales, el álbum presenta 11 temas relajados, melancólicos, cubiertos de toneladas de autocompasión, excusas de adolescente de 15 años y algo de ira, buenas intenciones, propósito de enmienda y desilusión. Canción surrealista, y de las gordas, en el ecuador del disco con la canción "Love Of an Orchestra", tema que por otra parte supone un punto de inflexión en el tono y algo de pop entre tanto invierno. El resto, mantiene una misma línea sentimental para pequeños y medianos corazones rotos. Destaca el uso del violín (llorón) en contraste con una guitarra que oscila entre la distorsión y el intimismo, a ratos, en "My broken heart". La mezcla funciona y muestra un disco compacto y denso, pero que en conjunto suena bien, con detalles balsámicos dentro del horror y anestesia potente para el que está pasando un mal día o un mal año.

Aunque el otoño se cuele en el calendario y la primavera juegue al despiste, en el nuevo trabajo de la banda se ve la luz al final del túnel, en concreto, en el tema que cierra el disco. "My door is always open" es un sencillo y bonito llanto –a la altura de Belle and Sebastian- en el que el prota se reconcilia, qué remedio, con su libertad.