Rodiezmo se quedó en la foto

El líder de la oposición, Mariano Rajoy, ha comparado el puño en alto de los socialistas al cantar La Internacional, con el saludo fascista. Rodiezmo en este año de crisis no ha dado desgraciadamente para más.

Leire Pajín y Bibiana Aído felices y orgullosas mientras cantan La Internacional puño en alto.

Puntual a su cita de todos los años, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero se presentó en Rodiezmo para participar en la fiesta minera astur-leonesa, un acto que sirve a modo de inicio del curso a nivel político, pero que con el pasar del tiempo parece haber perdido gran parte de su verdadero sentido y razón de ser, transformándose así en una especie de espectáculo circense donde el público asistente puede ver actuar a grandes reliquias del socialismo y del sindicalismo, junto con jóvenes promesas que a pesar de su edad e inexperiencia política ocupan ya puestos de relumbrón en la estructura del partido; todos ellos teloneros de lujo del gran artista principal de la función que no es otro que el propio presidente del Gobierno.

Hace mucho tiempo que los mítines electorales perdieron su razón de ser. Hoy en día no valen sino para que el político o políticos de turno se dediquen a soltar gracietas (unas con mejor gusto que otras) contra el partido rival. La fiesta de Rodiezmo no deja de ser un mitín más y como tal, apto únicamente para el consumo interno del propio partido y de sus simpatizantes.

Hubo no obstante años en los que el presidente aprovechaba en pleno fragor del evento para dar algún titular, de esos que tanto le gustan. Sin embargo, este año, marcado por la crisis, parece también haber influenciado en la sequía de propuestas y compromisos por parte de Zapatero, lo que no ha sentado nada bien en algunos partidos de izquierda que prestan su apoyo en el congreso a los socialistas, como ha sido el caso de IU. Especialmente decepcionados han quedado en Asturias, donde se esperaba algún tipo de anuncio que pudiera hacer albergar esperanzas sobre el futuro de la región, que ahora mismo preocupa y mucho en la sociedad asturiana. Y es que al final las personas que acuden a este tipo de actos, lo que esperan son sonadas promesas, aunque sean luego los primeros en disculpar o asumir que esas promesas se las lleve el viento o el mar Cantábrico.

Este año no ha habido promesas ni sonadas ni sordas. No está el horno pa. bollos que diría mi madre. Un pequeño comentario sobre la revisión de las pensiones mínimas, pero sin cuantificar la subida, no vayan a pillarse luego una vez más los dedos, que a fuerza de pillárselos más que dedos terminarán por ser muñones.

Así que a falta de titulares que ofrecer buena es una imagen. Y la fotografía de este año se ha centrado en la liturgia (laica por supuesto) que para los allí congregados representa el canto de la Internacional, puño cerrado en alto y perfectamente ataviados con el pañuelo rojo en el cuello, al estilo de los San Fermínes. Aunque sea algo repetido también año tras año, la foto de este domingo es de las que dan de qué hablar, ¡y vaya si lo está haciendo! Ver así por un lado a José Ángel Fernández Villa, secretario general de SOMA-FIA-UGT y a Alfonso Guerra, ex vicepresidente del Gobierno, los dos cantando en pleno éxtasis y con el puño que bien parece quisieran tocar el cielo, y por otro lado, contemplar a la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín y a la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, jovencitas de apenas treinta años, orgullosas y felices como si aquello fuera su particular bautizo (laico por supuesto) ante las bases de su partido. Y en medio de las dos generaciones de socialistas, el presidente, erguido, con cara seria, brazos atrás, no vaya nadie luego a criticar que hubiera levantado el puño. Toda una foto. En la que simplemente se quedó Rodiezmo.

No le doy más importancia de la que tiene y allá quien quiera dársela, entre ellos el líder del PP. Me preocupan mucho más las soluciones para salir de esta crisis y el trabajo duro para llevarlas a cabo que cualquier tipo de simbología. Un partido que quiere mirar al futuro, que quiere servir a todos los ciudadanos, a todos, no puede quedarse anclado en el pasado de ese modo. Una cosa es recordar de dónde vienes y otra mantener y celebrar ciertos cultos (laicos por supuesto) con símbolos que en su día, no representaron precisamente un momento de feliz recuerdo para esta sociedad.