Los espías de Lobato

La F1 es un mundo en el que los rumores son constantes. Confundirlos con noticias es un error en el que sólo caen los periodistas más torpes. Antonio Lobato demuestra carrera a carrera ser uno de ellos.

Lobato aseguró que Badoer no correría en SPA.

Lo siento: no soporto a Antonio Lobato. ¡Qué leches! En realidad, ¿por qué habría de sentirlo? No le debo nada como no creo que se lo deban los miles de aficionados verdaderos a la F1 que existen en este país. Ya me entienden: no esos que se han apuntado a caballo ganador. Esos mismos que abandonarán (algunos ya lo han hecho) la F1 en cuanto desaparezcan las victorias. Lobato le ha hecho mucho daño a este deporte. Habrá quienes defiendan por el contrario que han sido él y Tele5 primero, y ahora La Sexta, los que han hecho de la F1 lo que ahora es, como si tuviera mérito haber transformado este deporte en una especie de todos conmigo o contra mí a la hora de defender o alabar las andanzas del bicampeón mundial, Fernando Alonso.

Porque que es bicampeón mundial nadie lo discute. Porque que es probablemente el mejor piloto en la parrilla actual, aunque ya discutible, podría aceptarse. Pero que llevemos todos estos años sufriendo un forofismo tan exacerbado en todas las declaraciones y retransmisiones de Lobato es algo que me ha sacado de mis casillas, y que ha conseguido que en ocasiones haya deseado, y esto sí que lo siento porque me pone a su misma altura, el que Alonso no estuviera en carrera para ver si así podía disfrutar de una carrera con tranquilidad. Pero ni con esas.

Esta semana, en la columna que el periodista tiene en un diario deportivo, se atrevía a asegurar en una más de sus bravuconadas, que Luca Badoer, el piloto probador de Ferrari que ha sustituido a Massa tras el accidente del brasileño, no correría en Spa. No contento con ello, se atrevía incluso a poner sobre la mesa el nombre de Giancarlo Fisichella, actualmente en Force India, como su recambio. ¡Pues vaya por Dios!: en esta ocasión, y por supuesto no es ya la primera ni la segunda vez, los famosos “espías” del señor Lobato, de los que tanto alardea disponer, le han metido un gol no por toda la escuadra, que tiene su mérito, sino por entre las piernas. Porque el veterano piloto italiano ha vuelto a sentarse en el F60 y aunque salga de nuevo desde el último puesto de la parrilla, en Spa tendrá su segunda carrera como premio a una dedicación tan sorda como efectiva durante tantos años como lleva ya en Maranello. Sí resulta curioso que justo haya sido esta semana cuando el Físico, para darle más morbo a la rumorología con la que tanto disfruta Lobato, haya puesto patas arriba el paddock logrando este sábado la que es su cuarta pole en toda su carrera deportiva, y la que supone la primera en la historia del modesto equipo de Force India.

Lobato debería haber aprendido algo de todos estos años paseando palmito por los circuitos del Mundial. Y es que aquí todo el mundo opina, y muchas veces esas opiniones se confunden con rumores y los rumores con primicias. Pero parece que Lobato no aprende. Al contrario, cae constantemente en el mismo error y no para de lanzar constantes “primicias” de sus espías, tantas, que al final lógicamente alguna de ellas por fuerza tendrá que salir adelante. Luego dirá que él ya lo había anticipado. Este fin de semana no podía ser la excepción y lejos de reconocer su error, ha seguido en su línea habitual.

No sé si Alonso acabará en Ferrari. Probablemente sea así, pero tampoco lo tengo tan claro como su amigo periodista. Si al final así sucediera, entonces Lobato se colgará todas las medallas del mundo. Por si acaso, mientras salimos de dudas, le aconsejaría que escogiera mejor sus espías. O eso, o que comience a jugar con sotana.