Contratos y salarios menguantes

José Antonio, 31 años, encargado de obra. 8 meses en el paro y sin prestación. Caso número 14 del especial Sra. Crisis, Míreme a los ojos, de Confidencialba

José Antonio, a la entrada de las oficinas del Sepecam (Servicio Público de Empleo) en Albacete

Menudo papelón el de José Antonio. Llegó a ganar 3.800 euromortadelos al mes como encargado de obra, pero desde hace ocho no ve ni un céntimo. Ni siquiera de la prestación por desempleo. En su última empresa, como pintor, hubo un error informático que le hizo entregar tarde los papeles en el Servicio Público de Empleo. Hace medio año presentó un recurso y todavía está esperando a que le contesten. Y mientras tanto, el proceso judicial por la separación de su ex mujer y la custodia de su pequeño ha tirado por la borda todos sus ahorros.

Ahora es la madre de José Antonio la que da de comer a su hijo (es decir, a José Antonio) y a su nieto, mientras la pesadilla laboral y personal –al menos una de las dos– llegan a su fin. Él insiste en que las demandas que ha interpuesto su ex mujer son todas “injustas”, y aunque no se trata de dar la razón a nadie, tómese nota de que es él quien tiene la custodia del pequeño, situación por la que pocos papás pelean, y que menos jueces aún conceden. Por lo menos, por falta de interés familiar no parece que haya sobrevenido el divorcio, los papeles y los 21.000 euros que nuestro parado de hoy ha tenido que "fundirse".

Y aún puede dar gracias, porque no tuvo la graciosa “ocurrencia” de firmar hipoteca ni crédito alguno en los años del bienestar especulativo. Quizá en parte por su trabajo, ya se ha dicho, encargado de obra. Fue desde ese mismo puesto desde donde apercibió la debacle, con unas bajadas en los precios de los materiales desorbitadas. Verbigracia: donde antes se tasaba una cristalera para un cierre entre 20.000 y 30.000 euros, hace ya un año que nadie da más de 13.000. Entre eso, y lo “inflados” que estaban los precios de las viviendas, José Antonio sabía desde hace tiempo que el castillo de naipes iba a caer, antes o después.

Los empresarios se lo comen todo
Lo que nadie, ni él ni ningún experto saben, es para cuánto. Hasta cuándo. Y no digamos ya cómo solucionarlo. La receta para si mismo es “buscar trabajo como un loco”, asunto que no le diferencia de la mayoría de españoles en paro. Cuatro millones de historias similares, y nadie ha pedido perdón todavía. Ni siquiera un gesto de disculpa. Ni un poquito de rubor. Aun cuando los culpables siempre son los mismos. Para José Antonio, las culpas se reparten a partes iguales “entre empresarios que son unos ratas y Gobierno que se lo quedan para ellos, ellos tienen para su café y nosotros no”.

Se le pide que profundice en esa responsabilidad de los empleadores, y agarra el toro por los cuernos. Sin pelos en la lengua: “los empresarios han explotado todo lo que podían y ahora tienen miedo, ven que está España en crisis y en vez de ayudar, y hacer como hacían antes, que creaban empresas y contrataban a otras más pequeñas, ahora no, ahora se están comiendo todo eso. No están ayudando a la sociedad”. Está tan embebido en la conversación que se le pasa el turno en la oficina del Sepecam. Hace un alto, vuelve a las mesas de atención, pide número otra vez y sale a continuar la conversación, que agradece más que quedarse contemplando como avanzan las manecillas del reloj.

Allí, en la obra, él fue el último en abandonar el barco. Pero, al igual que el resto, salió por la puerta de la sinvergonzonería económica antes llamada crecimiento y hoy llamada crisis. Sinvergonzonería porque durante ese tiempo ha visto menguar los tiempos de contrato casi tanto como los salarios: su relación laboral más prolongada ha sido de 3 años, pero la última fue sólo de tres meses. Y sus perspectivas de ingresos han pasado de aquellos remotos casi 4.000 mensuales al mileurismo puro y duro: 1.000 al mes, y dando gracias.

Cuánta razón, Manoliño
Todo ello, sin que se identifique con los trabajadores que piden sin dar nada a cambio. Por ejemplo, entiende y hasta se pone del lado de los empresarios cuando piden un abaratamiento del despido, porque a su juicio no todos los despidos improcedentes responden realmente a una decisión injusta del empresario. “Es el problema de la sociedad –razona–, hay personas que tienen su trabajo y que no les gusta, y se preparan sus despidos improcedentes para cobrar su paro”.

Desengañado, como tantos desempleados –e incluso empleados– en esta España de crisis que vaga sin más rumbo que las colosales cifras del paro y de las prestaciones, que no llegan a todo el mundo, y que no alegran, ni compensan, ni recompensan, ni estimulan, desengañado, como decíamos, reniega al mismo tiempo de los sindicatos y de los inmigrantes. Aspectos que para él forman una misma cara de la realidad. “Los sindicatos han estado riéndose de España, en todos los sentidos: toda la riqueza que tiene España la han hecho pobreza, solo viven bien los que son de fuera, y el resto tiene que aguantarlos”.

La grabadora pauta el fin de la entrevista, y la charla se prolonga mucho más allá del perfil y las preguntas de rigor. Cómo sobrellevar la falta de ingresos, cómo capear la angustia vital que produce una separación, cómo sobrevivir día a día procurando dar lo mejor al hijo sin sobrecargar financieramente a su madre –la de él, no la del niño–, cómo tratar de recuperar vía juzgados lo perdido vía abogados… España sigue, con más cifras verdes en los presuntos autores del desfalco, y en sus adalides, sus cómplices y sus secuaces, mientras las cifras rojas sacuden por igual a trabajadores y pequeños autónomos, sean o no inmigrantes, tengan o no ingresos, sean o no buenos en su trabajo y mejores o peores con sus familias. Cuánta razón tenías, Manoliño, Spain is Different.

Ficha completa

Nombre José Antonio
Edad 31 años
Profesión De todo un poco / encargado de obra
Tiempo en desempleo 8 meses, 6 esperando prestación
Empezó a trabajar 16
Duración último contrato 3 meses
Contrato más largo 3 años
Clase social Baja
Créditos últimos 10 años No
Último despido Fin de obra y servicio
Cargas familiares 1 hijo