CNI: Bono 3 - Zapatero 0

Su origen conquense y sus apellidos no es lo único que hace semejantes al director entrante y al saliente del Centro Nacional de Inteligencia. También su cercanía a quien fue ministro de Defensa y ex presidente de Castilla-La Mancha, José Bono.

Es un clon en lo formal: prácticamente el mismo apellido, y natural de la misma provincia. El relevo al frente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) supone pasar de un conquense a otro conquense, y de un Saiz a un Sanz. Eso, en lo estético. Aunque no es la única similitud: tanto al director saliente como el entrante se les concede la categoría de hombres de confianza de José Bono, presidente del Congreso y ex presidente de la Junta de Comunidades, además de ex ministro de Defensa. Estos dos últimos cargos son fundamentales para entender esas relaciones. Mientras el manchego sale fortalecido, Zapatero vuelve a mostrar su debilidad.

El presidente del Gobierno pidió expresamente anteayer a Alberto Saiz que no saltara del barco todavía. Que se debía impedir que pareciera un hundimiento merced a los cañonazos de la prensa. En definitiva, que el cambio habría de ser tranquilo, pausado, meditado. Con una razón de Gobierno, no de oposición. Pero no le hizo ni caso. Primera debilidad.

Además, el cese se produce sólo dos meses después de que la ministra de Defensa, Carme Chacón, renovara a Saiz en el cargo con términos elogiosos hacia las funciones desempeñadas. Y ayer la misma ministra recibió el encargo de bailar con la más fea, y de afirmar que con Sanz se abrirá una etapa de más logros que los cosechados por Saiz. Un cambio de parecer tan rápido es, además de improvisación, una evidente debilidad. La segunda.

Un dulce retiro

Por otro lado su sustituto, Félix Sanz Roldán, también hizo en su día una petición. Precisamente se la hizo a Zapatero en junio de 2008. José Luis, le dijo, no me quites ahora del cargo, que tenemos a punto de caramelo una reestructuración completa de las Fuerzas Armadas... y hasta la ministra Chacón tiene ya un borrador en su caja fuerte. Zapatero no hizo caso y le relevó como Jefe del Estado Mayor para la Defensa (JEMAD).

Sin embargo, esto no introdujo malas relaciones entre ambos. De hecho, el diario ABC firmó ayer una crónica con el titular "Félix Sanz Roldán, el hombre en quien confía Zapatero". Para el nuevo director del CNI su salida, aunque contraria a su voluntad, no era tan mala: le esperaba oficina en Moncloa como Alto Representante para la Presidencia Española de la UE en materia de Defensa. Y con el mismo rango que el de JEMAD: secretario de Estado.

No sólo eso, sino que la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega ya dijo en julio de aquel año que a Roldán le aguardaba un puesto "importante" andando el tiempo. ¿Era esa Alta Representación? En medios cercanos se interpretó de esa manera. Por tanto, a pesar de las buenas relaciones que se presuponen entre Zapatero y el ex JEMAD, su nuevo salto a la dirección del CNI, todavía a año y medio vista de la Presidencia española de la UE, sería un nuevo gesto de debilidad, el tercero, o de improvisación por parte del presidente del Gobierno.

Máxime si se da por buena la versión de que Roldán será hombre de Zapatero, pero no olvida que fue Bono quien le propuso como JEMAD en el año 2004. Y que fue ZP quien le relevó del cargo, aun con una reestructuración militar en ciernes.

Cebos y carantoñas

Sí le será muy útil a Zapatero el nuevo jefe de los espías en lo tocante a su relación exquisita con Estados Unidos, fruto e su etapa como agregado militar en la embajada de España en Washington, justo después de ser ascendido a Comandante. Sin duda, ese perfil tenderá a cerrar el círculo de las relaciones cómplices que el Gobierno busca estrechar con la Casa Blanca. Los cebos de Obama no son nada disimulados, y las carantoñas con las que corresponden Zapatero y los suyos –Leire Pajín, por ejemplo–, lo son aún menos.

Con este relevo fugaz, mucho más rápido de lo que habría deseado el Ejecutivo, el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa quedan retratados como los padrinos formales, que retiraron primero su confianza a Alberto Saiz –sólo dos meses después de renovarle en el cargo–, y se la dieron después a Sanz Roldán. Pero el padrino real de ambos sería quien un día llevó las riendas castellano-manchegas, y se vio impelido a cambiarlas por las del Ministerio de Defensa. No pudo ser otra cartera. Quien puso el ojo, puso la bala.

Prueba añadida de la relación entre Bono y Sanz es que fue el primero el que le encargó, sólo tres días después de tomar posesión como JEMAD, que visitara al ex jefe del Estado Mayor del ejército de Tierra (JEME), Luis Alejandre Sintes, a propósito del accidente del Yak-42. De aquella entrevista salió una declaración de Sanz en el juicio celebrado hace tres meses en la Audiencia Nacional, por la que Alejandre le habría dicho en su momento que la cúpula militar solicitó a Defensa que no se entregaran a las familias los cadáveres no identificados. Pero Alejandre, en el mismo proceso, no dijo esta boca es mía. Es más, testimonió que no tuvieron constancia de que hubiera habido problemas de identificación.

Militar tras ocho años

Como episodio anecdótico en la trayectoria al frente del Estado Mayor, queda la encuesta que, según Minuto Digital, se hizo llegar a cientos de militares, con preguntas acerca de su ideología. O acerca de si estarían dispuestos a morir por su patria. O por la Justicia. En fin, donde dice episodio anecdótico queda a juicio de cada cual sustituir ese adjetivo por el de preocupante. O el que prefiera.

El CNI cambia de cabeza. Vuelve a ser militar tras ocho años. Los apellidos y las geografías son similares. Y algunas amistades también.

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