Orgullo

Durante mucho tiempo hubo un colectivo que tuvo que permanecer en la sombra, al margen del escrutinio público que lo censuraba. Sin embargo, ahora y gracias a los cambios sociales y a los referentes mediáticos, pueden mostrarse en público orgullosos.

Durante mucho tiempo tuvieron que permanecer en la sombra. Sus signos, su codigo, su comportamiento hubo de estar escondido. Sigilosos, aguantaron agazapados ante una sociedad que aparentemente los repudiaba, que los negaba aunque sabia que existían.

Hubo un tiempo en que esto no era ahi, hace ya muchos años. Hubo un tiempo en que su codigo era común, que eran mayoría. Sus símbolos estaban a la vista de todos y sus manifestaciones de afecto podían ser públicas. En aquella época, todo era sencillo.

Sin embargo, hubo un momento que lo cambió todo y paulatinamente tuvieron que pasar a un segundo plano. Poco a poco tuvieron que esconderse, dejar de ser ta visibles aunque eso no quería decir que no pensaran o sintieran lo mismo. Aquello quedó como un resquicio del pasado, sólo era visible lo pintoresco de ese grupo porque nadie se atrevía a alzarse como valedor de aquella forma de ser y de sentir. La sociedad censuraba esos comportamientos, aborrecía sus símbolos y expresiones. Fueron muchos años en la sombra en que todo un colectivo sufrió por no poder expresar lo que sentían.

Fue pasando el tiempo y las circunstancias también fueron cambiando. La sociedad fue cambiando también, asumiendo su mayoría de edad. Los medios de comunicación poco a poco fueron haciéndose permeables a su mensaje; primero tímidamente pero poco a poco con más fe. Nuevos tiempos políticos los hiceron más propicios a su fe y fueron recuperando el espacio público perdido. Sin embargo, les faltaba una figura pública significativa, un icono.

Y, como era de esperable, el icono llegó. Llevaba tiempo colaborando en prensa pero había sido discreto hasta que pasó a  la radio. Alguien sin pelos en la lengua, alguien que aprendió a volver a las cosas como debían llamarse. Alguien que quiso afirmar sin ningún temor su condición, sus sentimientos. Alguien que reivindicó el derecho a afirmarse así. Alrededor de él, algunos otros comenzaron a hacer lo mismo y al calor de este nuevo foco, todos aquellos que estaban agazapados volvieron a salir a luz pública. Hay gente que dice que otros se han unido a la nueva fe por moda. Ahora, algunos de nuestros vecinos y amigos, gente que jamás había dicho unas palabras de estos temas, muestran sin tapujos su condición.

En fecha señaladas, toman la calle. Ya no es que no tengan miedo de la calle, de la exhibición pública, sino que ahora marchan triunfantes. Aquellos que muchas veces habías pensado que podían ser y otros muchos que no. Todos, guiados en gran medida por sus referentes mediáticos, se manifiestan en masa. Tras tanto tiempo en la sombra, ahora pueden afirmarlo sin miedo, pueden blandir su orgullo. Mencionan la palabra prohibida desafiantes. No es orgullo gay, no. Es el orgullo facha.