Haciendo el pingüino

Este artículo ha sido escrito usando Linux. Tampoco es tan complicado ¿o sí?

Mi mascota favorita,Puppy Linux, trotando desde una llave USB

DE CÓMO SE RIERON DE JUAN...

Cuando Juan se compró un coche y le dijeron que la radio y el GPS venían integrados, pensó que qué espabilados eran estos fabricantes de coches, que en el mismo paquete te venden el coche, la radio, el GPS, el portaequipajes y no te venden a la suegra en el asiento de atrás porque no te dejas.

Cuando Juan se pasó por una tienda de electrónica y comprobó que las radios para coche y los GPS eran mucho más baratos y tenían muchas más funciones que su radio y su GPS "de serie", pensó nuevamente que qué listos -y tanto- eran estos fabricantes de coches, que te conseguían imponer productos de características inferiores, a precios muy superiores de los que se encontraban en el mercado.

Cuando a los tres años, el radio CD de Juan dejó de leer CDs y Juan tuvo que llevar el coche al concesionario oficial de la marca en cuestión para que le desmontasen medio panel frontal y le cambiasen la radio en cuestión por otra de similares características, Juan pensó de nuevo aquello de qué listos -esta vez ya empezó a pensar que el tonto era él- eran estos fabricantes de coches, que por una radio -que en principio no era el negocio principal de un fabricante de coches- le habían hecho pasar por caja y para más inri, para volver a llevarse un modelo de hace tres años.

Algo parecido le sucedió con los mapas de su GPS, que a los seis años de vida ya no los reconocía ni su padre y habían tenido más actualizaciones que la lista de romances de la Obregón. Nuevamente, el bueno -a veces demasiado- de Juan, tuvo que rascarse el bolsillo y comprarle a su vendedor de coches -y de radios y de GPS y de mapas...- la ultimísima versión de los mapas.

... Y DE TODOS NOSOTROS

Esto que nos puede parecer un bonito cuento -no tan bonito para Juan-, es algo muy similar a lo que nos sucede -más o menos inconscientemente- cuando compramos un ordenador. Como Juan, nosotros íbamos a comprar un ordenador, pero hemos vuelto a casa con un sistema operativo (Microsoft Windows), que a su vez tiene un navegador de Internet (MS Explorer), con un programa para escuchar música y ver vídeos (Windows Media Player), con un visor de fotos, un editor de notas, un programa de mensajería instantánea, otro de correo electrónico, tal vez con todo el paquete Microsoft Office y, seguramente, con media docena de programas y versiones de evaluación de 30 días que nos atormentarán una buena temporada. Una auténtica caja de Pandora repleta de gremlins con ganas de juerga.

Reconozcámoslo: si a Juan le colocaron la radio y el GPS, a nosotros nos han vendido también el ambientador con forma de abeto, los protege-asientos con bolitas de madera, el perrito que mueve la cabeza y hasta el portarretratos con las fotos de los niños diciendo "no corras mucho papá".

La UE ya multó en 2008 a Microsoft  con 899 -¿la UE aplica precios psicológicos?- millones de euros. La mayor multa que haya aplicado la UE a una sola empresa en toda su historia. También tuvimos una versión sin Windows Media Player -que te  "invitaban" a descargarte casi antes de que enchufases el ordenador- ahora la UE también quiere obligar a Microsoft a comercializar en Europa un Windows sin MS Explorer "de serie".

¿Tienen realmente efecto todas estas medidas? ¿Hacen como que Microsoft tenga una posición menos dominante? En mi modesta opinión, la respuesta es no. La vigilancia de los mercados por parte de la UE, por sí sola, no va a cambiar la situación. Es necesaria, como en otro medio millón de cosas -el reciclaje o la utilización de los transportes públicos, por ejemplo-, una concienciación por parte de los usuarios, un cambio de actitudes en los pequeños gestos de cada día.

Juan tiene que ser consciente de que le están tomando el pelo, de que lo mismo que puede escoger su coche también tiene que poder elegir su radio y su GPS. Juan tiene que darse cuenta de que hay otras opciones entre las que puede elegir, tiene que ser plenamente consciente de su libertad de elección, y de que una de las cosas positivas de no vivir en Corea del Norte es que además de poder elegir cómo cortarse el pelo, puede decidir qué instalar o no en su ordenador -o dispositivo móvil, que a todas partes llega el señor Gates-. Sin embargo parece que "nos va lo cómodo", que si viene con todo ya incluido, pues mucho mejor...

En España, son varias las Comunidades Autónomas que lanzaron sus propias distribuciones de Linux, con nombres más o menos originales: Guadalinux (Andalucía), Linex (Extremadura), MoLinux (Castilla La Mancha), Linkat (Cataluña), MAX (Madrid), por citar algunos. Sin embargo, las cifras de penetración de dicho sistema operativo siguen siendo demasiado bajas.

Bajo mi punto de vista, el mayor esfuerzo por parte de la comunidad del software libre debería ir encaminado a hacer Linux, y las aplicaciones libres en general, lo más atractivo y sencillo posible de utilizar por parte de cualquier usuario. Si conseguimos superar esta barrera, Linux dejará de ser un sistema operativo para freaks. Es cierto que distribuciones como Ubuntu -o mi favorita, Puppy Linux- dejan a años luz los tiempos en que instalar Linux era una mezcla de bricolaje informático, magia negra, chocar los tacones y repetir aquello de "There's no place like home". Pero, reconozcámoslo, instalar y utilizar Linux  a diario como sustituto de Windows es algo que todavía no está al alcance de todo el mundo.

Tal vez en estos "pequeños" gestos cotidianos esté  buena parte de nuestra libertad, al menos como consumidores.

Este artículo ha sido escrito usando Linux. Tampoco es tan complicado ¿o sí?