El circo llega a Silverstone

La F1 llega al circuito inglés de Silverstone, sumida en una batalla entre los equipos punteros del Mundial y la FIA, amenazando los primeros con organizar un campeonato paralelo en el 2010.

Serios nubarrones amenazan el futuro de la F1

Este fin de semana, el circo de la F1 llega a Silverstone, cuna de este deporte, en lo que será la última vez en que los monoplazas rodarán en el vetusto circuito inglés.

Y es que a partir del próximo año el circuito de Donington sustituirá a Silverstone. Las razones que han llevado a tomar esta decisión las explicó en su día Bernie Ecclestone y se basan fundamentalmente en que Donington Park posee hoy por hoy unas infraestructuras muy superiores y más modernas de las que ofrece Silverstone.

Lo que no podía suponer en modo alguno Bernie cuando tomó esta decisión, ni por supuesto los propietarios del circuito de Donington, es que puede que ni éstos últimos vean competir en su pista a los equipos punteros de la F1 tal y como hoy la conocemos.

Porque cuando decimos que el circo de la F1 llega a Silverstone, nunca imaginamos que lo de circo cobraría un significado en toda la extensión de la palabra. Y es que eso es lo que ahora mismo es la F1: un circo donde los enanos, en este caso las escuderías más modestas, han crecido hasta el punto de dominar con mano firme el campeonato, lo que ha arruinado sin lugar a dudas el interés de éste para la amplia mayoría de los espectadores. De este modo, en el último GP en Turquía apenas veinte mil espectadores asistieron el domingo a la carrera. Y otro tanto podríamos decir de las cifras televisivas.

Por si esto fuera ya poco, y cuando el campeonato 2009 está ya arruinado en lo que a espectáculo se refiere, los principales equipos como ya todos sabemos, con Ferrari a la cabeza, han puesto sus cartas sobre la mesa negándose a participar el próximo año si no se aceptan sus pretensiones.

Surge así la posibilidad de un campeonato paralelo en el que hipotéticamente participarían los grandes equipos, algo que acabaría con la F1, o mejor dicho, la F1 de la FIA.

En estos momentos la situación es realmente tensa. Max Mosley, patrón de la FIA no quiere dar su brazo a torcer, y con el mismo látigo que en su día utilizara en sus fantasías sexuales, amenaza ahora a los equipos rebeldes.

Cuesta creer en una F1 sin Ferrari, pero cosas más imposibles se han visto. Que nadie piense que el presidente del Cavallino va de farol. Si yo tuviera que apostar mis cuartos, sin duda lo haría al rojo.