La hora del poder provincial

La crisis pinta la mejor ocasión para que las diputaciones provinciales retomen el pulso del protagonismo ciudadano. Pero para ver llegada esa hora deben invertir en transparencia. Un botón de muestra: el documento elaborado desde UPD en Albacete acerca de las cuentas públicas de los últimos años.

Son el patito feo de las instituciones. Pasan como de soslayo, el ciudadano medio se siente más representado por el Gobierno de la nación que por ellas, en las que se concita más de un personaje siniestro, muchas veces en la sombra de la política, todo lo más algún experto en bajos fondos. Y, sin embargo, no son el hermano pobre ni su acción se puede considerar de segunda fila: pagan bien y con discreción, y son casi omnipresentes. Rotos los sacos de dinero público de los niveles estatal, regional y local, quizá sea la hora del poder provincial. En Castilla-La Mancha tienen una oportunidad única.

Las diputaciones provinciales existen desde 1836. Pueden haber cambiado de nombre, pero como órgano han recabado siempre una función fundamental: articular el poder de los ayuntamientos y, de esa forma, colaborar en la gestión de la actividad municipal. Excepción hecha del País Vasco y las comunidades autónomas uniprovinciales. En el resto, cualquier regidor de cualquier localidad lo sabe: no es lo mismo contar o no contar con el favor del poder autónomo provincial. La particular elección indirecta de sus miembros, así como el casi omnímodo poder del Partido Socialista en la provincia, tiñe en Albacete de rojo puño y clavel esta entidad.

La Diputación presidida por el alcalde de Villarrobledo, Pedro Antonio Ruiz Santos, tiene ahora la ocasión de despuntar. A la hora de hacer frente a la crisis, y con los fondos casi al límite en los Gobiernos central, regional y local, ha llegado el momento de hacerse valer. De hecho, en el Pleno celebrado ayer la institución sacó adelante una moción por la que se arroga un papel activo en la contratación de personas desempleadas, en el marco del apoyo al Plan de Choque aprobado por el Ejecutivo de José María Barreda.

Impulsor de la cohesión

Hay peros. El más importante, que nadie da duros a cuatro pesetas, más allá del significado estrictamente monetario, que en el caso del Plan de Choque supone un desembolso de 2,5 millones de euros por parte de las diputaciones de la región. Para que las diputaciones provinciales cobren un papel protagonista, es condición sine qua non que dejen de lado la actuación que hoy por hoy las define, casi silenciosa. Entre otras razones, porque no fue siempre así: a finales del siglo XIX y principios del XX, el poder provincial fue el verdadero impulsor de una cohesión regionalista y comarcal frente a la centralización del poder.

Para regresar al debate público, del que fue apartado por la dictadura franquista, hay que jugársela en el terreno de la cercanía a la ciudadanía. Y eso implica no sólo ser transparentes en la gestión, sino parecerlo. En este sentido, dos acontecimientos emborronan la actividad más reciente de la Diputación. El primero, de carácter partidista si se quiere, el abandono del Pleno ayer jueves por parte del Partido Popular, a la hora de votar una moción de "urgencia" en apoyo a José María Barreda, y de la que los populares, según su propia versión, no habían sido avisados.

En segundo lugar, la revisión al Presupuesto de la institución para el ejercicio 2009, firmada por el partido más peleón del momento, Unión, Progreso y Democracia (UPD), que ya hizo lo propio con las cuentas públicas del Ayuntamiento de la capital. Aunque presentado en rueda de prensa la semana pasada, este documento, a cuya versión completa ha tenido acceso Confidencialba, ha pasado casi sin hacer ruido entre los medios de comunicación albaceteños. Y las cifras que baraja son, cuando menos, para pedir un minuto de silencio.

'Tippex' y millones extraviados

El documento de UPD, por ejemplo, contrasta las liquidaciones de los presupuestos de 2007 (presentada el 4 de junio de 2008), y la del ejercicio siguiente, y afirma que esta última parece "haberse hecho sobre la plantilla" de las cuentas de 2007. "Eso sí", matiza, "echando un poco de tippex para cambiar y ajustar las cifras". El conocido como "partido de Rosa Díez" explica que no puede enjuiciar la veracidad de las cuentas presentadas por el gabinete socialista, ya que la Diputación no facilita a UPD los papeles oficiales de las cuentas pasadas o futuras. Primer indicio de la necesaria transparencia que debe inundar al poder provincial si quiere decir "esta boca es mía".

Contrastadas las cifras hechas públicas con las aportadas por el Ministerio de Economía, a los autores del informe no les cudran los números. Por ejemplo, el PSOE declaaró 10,5 millones de euros de superávit en 2007, pero el documento crítico lo rebaja a 6,61 millones; es decir, los restantes 3,89 "se quedaron por el camino". Así que desde UPD optan por mirar con desconfianza los 7,41 millones declarados de superávit en el último ejercicio. Además, llama la atención sobre el origen mayoritario (entre el 60% y el 70%) de los ingresos: transferencias de capital del Estado que muestran una evolución de tendencia descendente, por lo que la Diputación se topará con "dificultades" para seguir elaborando "presupuestos de vacas gordas en épocas de vacas flacas".

El gran capítulo de la transparencia financiera se cierra con el destino de ese dinero. Según las cifras que maneja esta formación, la única partida que ha crecido más o menos en la misma proporción que el Presupuesto de la Diputación ha sido la de Personal: de 40,95 millones de euros en 2005 a 54,51 millones en 2009. Frente a este gasto, el correspondiente a "inversiones reales" ha registrado un movimiento sensiblemente más lento: de 14,63 millones a 17,24 en el mismo período.

Míreme a los ojos

La transparencia es necesaria, por tanto, en dos niveles fundamentales: en la acción política directa, y en la gestión financiera. Y, si se apura, también en el lenguaje. El último apunte del documento de UPD es la incidencia del PSOE provincial en el "ahorro neto" de la Diputación. El texto explica que dicho "ahorro neto" no es en sí mismo un logro presupuestario, sino una ratio que mide "la capacidad de la entidad local de hacer frente a las obligaciones generadas por una nueva operación de endeudamiento".

La hora de las diputaciones provinciales puede haber llegado. En ocasiones con el poder regional, en otras reivindicando espacios frente a él, pero nunca de espaldas a la ciudadanía. Sus miembros, que tienen la experiencia directa como alcaldes o concejales, bien saben que se premia antes al político que mira a los ojos (modo ironía on: como exigió Juan Pedró Hernández Moltó, ex presidente de Caja Castilla-La Mancha), que al que trata de pasar de puntillas.

Confidencialba

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Wikipedia: composición política de las diputaciones