Vuelve "Melrose Place" a la televisión. Si un coche que habla y unos lagartos alienígenas han tenido una segunda oportunidad catódica, ¿por qué no dársela al culebrón más escandaloso de los años 90?
Los nuevos inquilinos de "Melrose Place", antes de odiarse
Veamos, soy la CW, la cadena de televisión más teenager y endeble del mercado norteamericano. Tras Gossip Girl, mi verdadero pelotazo aunque ahora se me esté cayendo un poco, el remake de Sensación de Vivir no me ha funcionado mal del todo. ¿Qué hago ahora? Hmmmm ¿No había una serie como Sensación de Vivir pero para gente algo mayor? Hmmmm, sí, que nos hagan un remake de eso también. Que no se diga que no tenemos una clara línea editorial... La adolescencia, los culebrones, el amor y el sexo (blanco para el país de las barras y estrellas) son las casillas que la CW se encarga de rellenar en la mayoría de sus producciones. Si luego viene la calidad (como la excelente primera temporada de Gossip Girl) pues a nadie le amarga un dulce. Melrose Place, el remake de la serie original del mismo título que empezará a emitirse en otoño de este año, le ofrece a la cadena tres de las cuatro variables mencionadas. No está mal.
La nueva versión del culebrón yanqui vuelve sin Billy, Alison, Jake, Jo y compañía. Un nuevo reparto de armarios roperos bien depilados y muchachas con bronceados de Photoshop prometen chantajes, traiciones, embarazos sorpresa y, por supuesto, escenas de alto voltaje sexual. Llama la atención que sea una MAW (model, actress or whatever) el banderín de enganche del show en promociones y saraos. Se trata de Ashlee Simpson, hermanísima de la más popular Jessica (aquella que se atrevió a marcarse un cover de These boots are made for walking de Nancy Sinatra en la lamentable adaptación cinematográfica de la serie The Dukes of Hazzard). De sus cualidades interpretativas nadie tiene noticia, ni en Estados Unidos ni fuera de ellos.
Para no dejar solos a estos cachorros ante ese animal fiero y temible que es la audiencia (la crítica también ruge, pero sus arañazos no son mortales), los productores han decidido arroparlos con dos actores de la serie original, que también intentarán explotar eso que en Hollywood se conoce como morriña (seguro que en Hollywood lo llaman de otra forma, pero en gallego queda mucho mejor definido): Thomas Calabro (Michael Mancini) y Laura Leighton (Sydney Andrews). Es precisamente ésta última la que más bombo le está dando a la serie.
Resulta que su personaje, en un principio, iba a estar interpretado por Heather Locklear (la maravillosa, exagerada y eterna Amanda Woodward) pero ésta lo rechazó al saber cuál era el destino del mismo. Para no revelar nada que puedes conocer con un simple click de tu ratón, digamos que el arco del personaje no era lo que la actriz esperaba para retornar a los televisores americanos. Así pues, el mismo personaje, sin tocar una sola coma, se le ofreció a Laura Leighton. La pelirroja más querida de la serie original, sin los remilgos de la que en su día fue una de las estrellas de la pequeña pantalla, dijo que sí. Y con su aceptación llegó el primer escándalo de la serie: los fans han iniciado una campaña en Internet para que los guionistas reescriban su personaje, sus tramas y hasta su corte de pelo. Melrose Place ya escandaliza sin ni siquiera haber empezado a emitir. Su hermana mayor estaría orgullosa.
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