Y Batman dejó Barcelona

Finalizó el Salón del Cómic de Barcelona con Liga, Copa y Champions para el hombre-murciélago y su cómic dedicado a la ciudad. Quien no se llevó ningún título fue, curiosamente, el fútbol.

Batman, en Barcelona... y con reflejos (Foto: JARR)

Batman mirando al horizonte alzado sobre una gárgola inventada para la ocasión por Jim Lee para que resalte al fondo la Sagrada Familia. Es la cubierta, divertida, poderosa, de “Batman: Barcelona, el caballero del dragón”, el cómic de DC lanzado simultáneamente en España, Estados Unidos e Italia que ha dado imagen al 27 Festival Internacional del Cómic de Barcelona, en cristiano, el Salón del Cómic (¿por qué ese empeño de todos los organizadores de eventos en añadirle pompa y circunstancia al nombre de su cosa?). La portada de dicho cómic no es baladí: el segundo mayor icono de la editorial americana erguido ante uno de los monumentos más característicos de Barcelona supone un reconocimiento al lugar que ocupa la ciudad en el mundo del tebeo: está en la pomada.

El salón del cómic de Barcelona es uno más pero no lo es. Es otro gran espacio (Fira de Barcelona, en plena Plaza de Espanya con la Plaza de toros de las Arenas al fondo -eso es fusión-) lleno de casetas donde grandes y pequeños acuden a comprar, respirar y vivir tebeos, sí, como todos los demás… Pero el envase es distinto. Más grande, más bonito y más espectacular, pero sobre todo, más solemne. Alejado de alaracas chillonas o desfiles de frikis entregados al disfraz -que los hubo- aquí de lo que se trata es de darle brillo a la viñeta. Aquí el cómic luce. Una hora dando una vuelta entre Supermanes, Spirous y reediciones de El Capitán Trueno puede hacerte pensar que, efectivamente, un hombre puede volar. Que esto no es (sólo) un reducto de losers y flipaos, que esto del tebeo es digno, que contar historias en papel mezclando dibujo y palabra genera experiencias distintas de las que podemos obtener en un cine o con una novela y que merece respeto. Que esto, efectivamente, puede ser el noveno arte que reclaman algunos. Barcelona es el grito del cómic por hacerse oír. Tan fuerte grita que le ha escuchado hasta Batman. Y sin necesidad de proyectar la bat-señal en el cielo.

Tres propuestas y dos triunfos: lo de Batman triunfó (que un superhéroe se mude a tu ciudad a liarse a tiros con los Mossos d´Esquadra tiene su aquel), lo de Flash Gordon también; lo del fútbol, no. Veamos: “lo de Flash Gordon” es una exposición genial con algunos originales de Alex Raymond, quien creó a este jugador de fútbol americano/superhéroe para competir con figuras de editoriales rivales como Dick Tracy. Por su parte, el intento de aunar fútbol y cómic se quedó en eso, en intento. Un ficticio campo de fútbol en el que varios muñecotes de cartón piedra albergaban páginas de “Porquinho”, Curro Corner de “El Jueves” o “Eric Castel” conformaron el espacio más espacioso del salón, por allí no circulaba nadie. Será que la ciudad ya tiene empacho futbolístico (las pastelerías están atestadas de tartas con el escudo del Barça -un madridista dolido no pierde de vista estas cosas-) o que la viñeta y el deporte rey no acaban de casar.

¿Artistas? Los hubo. Y buenos. Barcelona recibió este fin de semana a nombres de nivel como Scout McCloud -fundamentales sus guías para entender el mundo del cómic- que arrancó los aplausos del personal explicando la necesidad del hombre de recurrir a la ficción para entender la realidad; Philippe Goddin, que habló de su primer volumen sobre “El arte de Hergé” -obra que recoge los años 1907 a 1937 de vida del reportero belga autor de ese Tintín que pronto veremos en cine y en tres dimensiones-; o Jim Lee, una de las celebrities de esto del cómic (al menos en USA, donde algunos autores tienen estatus de “estrellas” cuales Brad Pitt de los rotring), que firmó ejemplares de “Batman: Barcelona” con la disciplina de un soldado (aclaremos que él se encargó únicamente de la portada). El cómic, guionizado por Mark Waid y dibujado y coloreado por los españoles Diego Olmos y Marta Martínez, no es más que un guiño simpático a la ciudad con la historia de Sant Jordi metida a capón y sin disimulo.

En los premios hubo un campanazo similar al de un hombre murciélago apropiándose de la leyenda de San Jorge y el dragón: una mujer se llevó el Gran Premio del Salón. La primera que lo consigue en las 27 ediciones del salón se llama Ana Miralles, dibujante de “Eva Medusa”, “En busca del Unicornio” y “Djinm”.

Felipe Hernández Cava ganó el premio al mejor guión y mejor obra de 2008 por “Las serpientes ciegas” (BD Banda), que habla de una venganza en los tiempos de la Guerra Civil; Jaime Fernández recogió el de mejor obra extranjera publicada en España por “La educación de Hopey Glass” (Ediciones La Cúpula), Pere Mejan se llevó el de mejor dibujo y el Joseph Toutain al autor revelación de 2008 por “La revolución de los pinceles” (Dolmen); Álvaro Pons el de divulgación del cómic por su web La cárcel de papel; Rantifuso y Amaníaco fueron el mejor fanzine y la mejor revista, respectivamente; y Continuará es la librería barcelonesa calificada como mejor librería especializada del año.

Y el pueblo llano, ese que se dejó los cuartos en los tochazos de “All Star Superman” o un recopilatorio yanqui de toda la “Invasión Secreta” de la Marvel, se afanó en votar a los siguientes: Mejor Obra Extranjera: Spiderman: un día más, de Joe Quesada y J. Michael Straczynski; Mejor obra: Orn 2, de Quim Bou; Mejor Dibujo: Roger Ibáñez; Mejor Guión: Josep Busquet; Autor Revelación: Victor Jiménez; Mejor Fanzine: Hotel Safari; Mejor Revista: Dolmen; y Premio a la Divulgación del Cómic: Antoni Guiral Hasta la próxima, Barcelona. ¿Vendrá Spider-Man a la de 2010?