Cómo molas, Antonio Gala.

"Cómo mola mi pistola", debe de pensar Antonio Gala cada vez que pulsa la tecla “enviar” y manda uno de sus anuncios por palabras, que diga, de sus artículos, a El Mundo. “¡Qué arte el mío! Me estudiarán dentro de doscientos años como baluarte de un nuevo Barroco andaluz a caballo entre los siglos XX y XXI.”

No, Gala, no... Lo tuyo es, como le decía Lacan a sus pacientes cuando en una sesión hablaban por hablar, “palabra vana”. Un junta un sustantivo con verbo y con media docena de complementos, a poder ser adjetivos, muchos adjetivos que más o menos rimen. Musha pedrería, lo llamaba Favio McNamara. Lo de abajo, si es que lo hay, da lo mismo que lo mismo da. Si no, no me explico el anuncio por palabras, perdón, el artículo que publicaste el sábado en el periódico de Pedro J. y por el que nadie se echó las manos a la cabeza ni a ti al cuello.

Por la jornada te tocaba hablar de la píldora, aunque mejor que lo hubieras hecho de Eurovisión o de lo guapo que es Guardiola. Pero lo hiciste de esa pastillita cuya nueva ley era imprescindible si España quería estar al nivel de Europa (aquí, en el Reino Unido, no necesita receta desde hace mucho). Y no desde un punto de vista social o verdaderamente femenino. No. Tú vas y hablas del Amooorrr, así, con mayúsculas, que también era el nombre de la mujer transexual aquella de “Gran Hermano”. O de lo que te ha convenido inventarte como Amooorrr.

¡Qué maravilloso sentimiento! ¡Cómo molan las nubes de mazapán y los campos de algodón de azúcar!, te faltó decir. Porque lo que sí soltaste fueron perlas como “La píldora post es natural, frente a los retorcimientos del onanismo, el apearse en marcha y el calculador método Ogino”. ¡Toma ya!

Antonio Gala, que dijiste que “Todo lo que una mujer quiere de verdad - un perro, un hombre, Dios, cualquier cosa - lo quiere como a un hijo”, conoces a bastantes pocas mujeres que se hayan tomado la píldora. Cosa, por otro lado, normal por tu generación.

Antonio Gala, hacedor de obras sobre el alma femenina a la que sólo tú tienes acceso, olvidas, o no te conviene saber porque entonces te quedarías sin artículo, que la píldora es ¡un método anticonceptivo de emergencia!

Antonio Gala, has logrado que servidor, que pertenece a esa generación que no sabe lo que es follar sin condón al principio de conocer a alguien por miedo al SIDA (entre otras cosas), se escandalice con tu libertinaje barriobajero indigno de la tercera página de un periódico de tirada nacional.

Antonio Gala, yo, que tengo más de una, de dos y de tres amigas que han tenido que zampársela, te cuento que entre los posibles efectos secundarios están las nauseas, diarrea, vómitos, dolor de cabeza, mareos, desarreglos en la menstruación y manchado. Es decir, la píldora es un cóctel molotov de hormonas que desajusta a la mujer física y anímicamente al trescientos por cien, y al que una persona con un poco de sentido común y empatía femenina calificaría de cualquier manera menos de "natural". 

Antonio Gala, ¿a que el Amooorrr es bonito y precioso?