Prestige, año seis

La terminación de la fase de instrucción de la causa por la tragedia del Prestige ha dejado fuera a responsables del Ministerio de Fomento y la Marina Mercante, una medida judicial que no ha contentado a todos y para la que ya se han anunciado recursos.

La reciente resolución judicial que exculpa a los responsables de Fomento y Marina Mercante en el procedimiento seguido por el naufragio del está moviendo al rencor más negro, negro chapapote, a más de uno. Porque esto es ahora lo fácil, muy fácil, demasiado. Y ya desde el Partido Popular se ha dicho que la plataforma Nunca Mais debería pedir perdón aunque esto, la verdad, puede parecer excesivo. Primero, porque aquellos únicamente pretendían, y pretenden, exigir justicia aunque, eso sí, “esa” justicia. Y segundo, porque de algún modo minusvaloraría la colosal tarea de aquellos miles de voluntarios que a la llamada de la plataforma acudieron para salvar Galicia, por muy cursi que pueda sonar esto. Sería como hacer del árbol caído, no leña, sino toda una cabaña canadiense.
Es también fácil olvidar que eran los años de las mayorías absolutas populares y apenas quedaban resquicios para que la protesta por el desastre marítimo tuviera la repercusión que debía. Cuestión muy distinta desde luego es la que pueda tomar ahora el procedimiento pero en modo alguno debe hacernos olvidar las altas temperaturas políticas que caldeaban el ambiente de aquellos fríos y tormentosos días, todo ello visto con una retrospectiva de seis años en un espejo retrovisor de aumento.
La plataforma ha anunciado que en cualquier caso recurrirá la decisión exculpatoria ya que no siendo firme creen hacerla tambalear reiterando su petición de exigir responsabilidad a los altos cargos populares de entonces, tantos que más valiera hablar de sofá en lugar de banquillo de los acusados. Y al final serán el capitán y otros oficiales de a bordo sobre quienes caiga el peso de la justicia de no prosperar el recurso anunciado, y ello sin olvidar el juicio que en breve comienza en Estados Unidos frente a la empresa que, en un aciago día, emitiera el certificado sobre las garantías de navegación para el infausto petrolero.
Así, aún queda por ver y mirar en qué queda el juicio y si finalmente terminará solo con un griego, el acusado, o el rompeolas de aquellas históricas protestas salpicarán a otros. Sea como fuere, el lema, NUNCA MAIS, sigue igual de vigente entonces como ahora. Para todos, para todo. No sea que al final, por perder el juicio, perdamos la cabeza también.

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