Visión de futuro

Están inventando el periodismo. Oh, han descubierto las máquinas que pican teletipos y en algún rincón lejano de una galaxia un grupo de grandes profesionales que va a liderar la revolución.

En mi primer trabajo, cuando todo era en papel, ya me enseñó un viejo amigo cómo había que confeccionar las páginas de un diario. "Necesitas un teletipo largo, uno mediano y dos cortos para las columnas". Clasificando noticias por su longitud en diferentes montones aquel tipo era más preciso que cualquier algoritmo y casi nunca fallaba. En cinco minutos había finalizado el trabajo sin tan siquiera mirar los titulares, "¿Para qué?... Si es largo, es importante".

Aquel hombre era un precursor de los nuevos tiempos; ya sabía que el mensaje es lo de menos. Y que esto del periodismo es un cúmulo de mentiras sobre el que en ocasiones, y a pesar de los medios, brilla un segundo de verdad. Comenzando por dar valor a los medios, el que se arrogan ellos como defensores de valores por los que nadie les ha pedido que velen y por toda la larga retahíla de tópicos que han compuesto durante siglos los fundamentos de un oficio incomprendido. Todo eso es pasado.

Han llegado los nuevos y nos van a dar una lección, van armados con máquinas que procesan algoritmos y saben clasificar las noticias (es decir, que son juntaletras en el sentido estricto). Estamos cagados de miedo porque tanto poder infunde respeto, al menos a los que somos más de cuidar la veracidad, el estilo, el ritmo, la sintaxis, el vocabulario y el sarcasmo. Miles de brillantes columnistas, escritores, editores y fotógrafos; de profesionales que supieron dar con el enfoque original, con el titular exacto, con la noticia relevante, con la historia conmovedora y con la imagen genial no pueden salir a la calle sin temor a ser atacados por los robots.

Han llegado los de la chorrada inmediata, aquellos que piensan que una gilipollez deja de serlo si se dice en el Twitter; los del periodismo pijo, ajenos a la realidad, impermeables al conocimiento, metidos en su burbuja, en sus aplicaciones y mentiras. De entre todas ellas, tal vez la de que los usuarios son proveedores de noticias sea una de las más relevantes. ¿Usuarios?. ¿Se refieren a los que llenan los espacios que los medios ponen a su disposición de ripios y fotos borrosas de atardeceres?, ¿A los que compiten por realizar el comentario más chistoso sobre una noticia?, ¿A los miembros del observatorio de analfabetos en pro de los artículos sin faltas de ortografía?. Esto no es serio. Se promueven espacios para el público en los que se les engaña con la letra pequeña, de modo que si alguna aportación (por una casualidad antropológica) tuviera valor pase a ser de inmediato propiedad del medio y en los que se intenta tirar mano de recursos gratuitos, uno de los grandes clásicos del periodismo de todos los tiempos: no pagar a quien escribe.

Pero están inventando el periodismo. Con dos cojones. Y les propongo un futuro distinto. Estamos en un mundo en el que ya no existen kioscos porque no hay dinero para comprar diarios, ni para pagar la adsl, ni los teléfonos móviles...