La temporada del Madrid: una película tras otra

Dice el refrán que lo que mal empieza, mal acaba. Aunque la temporada aún no ha terminado para el Real Madrid (ahora queda aferrarse a la esperanza de la Liga), la debacle en Anfield no es sino la culminación de una temporada de despropósitos que comenzó el día después de conseguir el título de liga 2007/08. A lo largo de un verano demencial y de una errática temporada, el club blanco ha ido viviendo una película tras otra sin eludir ningún género: drama, aventuras, gángsters y comedia disparatada

El largo y cálido verano

A principios de mayo del 2008, el Real Madrid, entrenado por Schuster, gana la liga. Algunos opinan que más por falta de competidores que por méritos propios, pero victoria y celebración en Cibeles al fin y al cabo. A pesar del título, la eliminación en octavos de final de la Champions –por cuarto año consecutivo- y de la Copa alimentan la idea de que es necesario realizar unos cuantos fichajes para apuntalar una plantilla corta, descompensada y carente del plus de calidad necesario para pelear en Europa. Hay tres meses por delante para tal cometido, pero el aficionado ve como el club, desde la presidencia –Calderón- y la secretaría técnica –Mijatovic-, va dejando pasar las semanas sin realizar contratación alguna mientras desliza en los medios de comunicación que el fichaje de Cristiano Ronaldo es un hecho.

Ese oscuro objeto del deseo

El tiempo pasa y la llegada del extremo portugués se dilata más de lo previsto. Aunque el jugador se deja querer, el movimiento definitivo se demora. Se espera la eliminación de la selección portuguesa en la Eurocopa para que Ronaldo se pronuncie, pero cuando ésta se produce el jugador responde con evasivas. Después de unas semanas de zozobra, una reunión de Ferguson con el portugués se salda a principios de agosto con el anuncio del jugador de su permanencia en Manchester. Aunque todavía queda casi un mes para que el Madrid intente otros fichajes, parece seguir empeñado en jugar una última carta en el tema Ronaldo y, a medida que pasan los días, el club, incapaz de maniobrar en un mercado cada vez más escaso, ve como el final del plazo de fichajes se acerca sin más movimiento que el fichaje del holandés Van der Vaart.

Tiempo de revancha

El mundo futbolístico espera una bomba en forma de contratación por parte del Real Madrid de un crack, pero la bomba explota en sentido opuesto. Robinho, despechado por el interés del Madrid en usarlo como moneda de cambio para la llegada de Ronaldo, declara su intención de abandonar el club blanco a falta de diez días para el cierre del mercado. En principio el Chelsea parecía el equipo elegido, pero los petrodólares árabes del Manchester City decantan la balanza y la salida del brasileño se materializa a pocas horas de que expire el plazo.

Límite 48 horas

Con la inminente marcha de Robinho, y sin tiempo casi para reaccionar, el club se lanza a la desesperada a la búsqueda de un fichaje estrella. Los nacionales Villa y Cazorla, revalorizados tras su éxito en la Eurocopa, son los elegidos, pero ambos finalmente deciden rechazar la oferta blanca. Que un jugador del Valencia o Villarreal rehúse jugar en el Real Madrid, algo impensable hace solamente un lustro, da idea de la deriva institucional del club traducida en pérdida de prestigio.

Sé lo que hicisteis el último verano

La temporada comienza y el equipo se va descolgando paulatinamente en Liga de la estela de un imparable Barcelona, además de caer a las primeras de cambio en la Copa del Rey con el modesto Real Unión de Irún. La imagen de equipo deslavazado, cojo y frágil se traslada también a Europa, donde el Madrid logra pasar a octavos, a pesar del repaso que le da la Juventus en el doble enfrentamiento, gracias a una inmerecida victoria en Rusia frente al Zenit. Para colmo, las lesiones se ceban con el equipo en todas las líneas. Todo esto pone de manifiesto la pésima planificación veraniega del club, que cegado por la luz de Ronaldo fue incapaz de apuntalar la plantilla en los puestos débiles. Así las cosas, el incierto mercado invernal se presenta como la remota esperanza para reforzar el equipo.

Las amistades peligrosas

Mientras el equipo vaga por la competición cada vez más alejado del Barça, Calderón se enfrenta el 7 de diciembre a su día más difícil: la Asamblea de compromisarios que ha de aprobar las cuentas del club. El presidente consigue salir airoso con el 55 % de los votos a favor, pero en la asamblea se viven momentos tensos fruto del enfrentamiento entre los críticos con la gestión de Calderón y miembros de Ultra Sur que apoyan al presidente. Aunque éste niega la relación con aquéllos, no censura abiertamente la actuación de tan peligrosos compañeros de viaje.

Esta casa es una ruina

El Real Madrid sigue desangrándose, tanto en el plano deportivo como en el institucional. El Barça se aleja en la clasificación de la Liga y un Schuster cada vez más indolente y superado por la situación se muestra incapaz de enderezar el rumbo. Finalmente, tras una derrota por 3-4 en el Bernabéu frente al Sevilla el 7 de diciembre –el mismo día de la asamblea- es destituido el técnico alemán, siendo sustituido por Juande Ramos.

La dirección técnica, mientras tanto, se ha estado moviendo en el mercado de invierno para conseguir reforzar el equipo, consiguiendo atar a Huntelaar y Lass Diarrà, dos buenos jugadores, aunque muy sobrevalorados desde el punto de vista económico, con los que intentar salvar la segunda parte de la temporada. La sorpresa llega cuando se destapa que solamente uno de los dos puede disputar la Champions, por haber jugado ambos la Copa de la UEFA en la presente campaña. Un error garrafal y un ejemplo más de desastrosa planificación.

¡Se armó el Belén!

El 13 de enero el diario Marca empieza a destapar una serie de irregularidades que habían tenido lugar en la famosa asamblea. La reacción inicial del presidente de proclamar su inocencia desemboca finalmente en la dimisión ante los graves hechos que el diario va denunciando por entregas en los días sucesivos, quedando Vicente Boluda como presidente a la espera de la convocatoria de elecciones. Cutre y casposo como una película de Martínez Soria, uno no sabe si reír o llorar ante el Naningate.

El Resplandor

Mientras el club salta por los aires en el plano directivo, el equipo parece coger aire con Juande al mando. Después de una triste derrota en el Camp Nou en el primer partido del de Pedro Muñoz el banquillo, donde el Madrid se emplea con artes de equipo pequeño, empieza a encadenar victorias. A pesar de que el juego -rácano, pobre y dependiente en exceso de las aventuras de Robben- no invita al optimismo, Juande consigue taponar la sangría defensiva. La mejor noticia, un Lass que se integra inmediatamente y es actor principal en la mejora de la consistencia del equipo.

La trayectoria de juego mediocre se ve interrumpida de pronto el 15 de febrero en el Molinón, en un partido en el que el Madrid sorprende con un vendaval de fútbol ágil y participativo, logrando imponerse 0-4 en una gran noche de Raúl e Higuaín, con Robben, lesionado, fuera del campo. El momento de gracia se prolonga la semana siguiente con un 6-1 al Betis en el Bernabéu a la par que el Barcelona empieza a dar síntomas de flaqueza. El Madrid parece en estado de gracia. Pero se trata sólo de un resplandor momentáneo.

El hundimiento

La eliminatoria de Champions con el Liverpool llega en un buen momento. El Madrid vive horas dulces y el club inglés, tras un gran principio de campaña, empieza a quedar descolgado, un año más, del Manchester en la lucha por la Premier. El partido de ida es un encuentro trabado y táctico, soporífero para un espectador imparcial, que merece terminar en empate sin goles y acaba con victoria por la mínima del Liverpool. El equipo de Juande, después de jugar a no perder durante 90 minutos, está obligado a intentar la hazaña de vencer a domicilio en Anfield.

Antes del partido de vuelta, el Madrid ve cortada su racha de victorias tras empatar con el Atleti en un partido que mereció perder. Mal presagio. Nada, en cualquier caso, comparado con la humillación que le inflige el Liverpool en Anfield. Errores arbitrales aparte, el Madrid parece un juguete en manos de un Liverpool que se divierte con él. El resultado, 4-0, es tozudo, pero podría haber sido mayor de no ser por un imponente Casillas, que se tiene que emplear no menos de media docena de veces. Siendo mala la eliminación, lo peor es la imagen que un equipo desahuciado da en toda Europa. El Madrid toca fondo.

¿Horizontes de grandeza?

Ahora mismo cuesta pensar que ésta sea la próxima película que va a vivir el Real Madrid, pero a medio-largo plazo, la historia y la masa social obligan a pensar a lo grande. La eliminación en Champions es un arma de doble filo. Por un lado es un mazazo moral que puede pesar como una losa en el equipo; por otro, puede suponer un desahogo para un equipo tan limitado en fondo de plantilla y es posible que centrar el foco en una sola competición sea beneficioso. Sea como sea, aun consiguiendo una improbable victoria liguera, no se debe perder la perspectiva y volver a cometer los mismos errores. Hay mucho que hacer en el verano y para ello urge una convocatoria electoral cuanto antes, para que el presidente electo tenga tiempo de empezar a aplicar su proyecto (palabra desconocida para los mandatarios de este club en los últimos años) cuanto antes, sin prisas ni fichajes desesperados de última hora inevitablemente inflados. El Madrid ahora mismo es un equipo menor. Debe recuperar su grandeza