Comienza el rodaje de 'The Expendables', la llamada del anabolizante

Nunca un título cinematográfico resultó tan acorde con el film al que da nombre. Dicen que Dios los cría y ellos se juntan, y este caso concreto, en 'The Expendables' (en la jerga de Cervantes, Los Prescindibles) la llamada del anabolizante aún tiene su efecto, y parece que Sly tan sólo tiene que alzar el bote de las pastillacas para ser rápidamente rodeado por un impenetrable bosque de espaldas y brazos poseedores de potentes músculos, algunos de los cuales aún no han sido siquiera catalogados por la ciencia, pertenecientes a la flor y nata de los cachas de nuestra infancia.

Un viejo sueño ochentero

Pues sí, está claro que el viejo Stallone todavía tiene poder de convocatoria, logrando reunir en la madurez a una serie de actores por los que en los ochenta hubiéramos gaseado hasta a nuestros madelmans preferidos con tal de poder verlos dándose de hostias en una peli en plan totum revolutum. Que no me quiere Tarantino para su nueva peli de la Segunda Guerra Mundial, Inglourius Basterds, pues vale. Que prefiere a Brad Pitt porque mueve mejor el labio que yo y es un guaperas, pues bueno. Me da igual, ya no me junto, y ahora voy a hacer yo mi propia peli donde seré el guionista, director y protagonista. Toma ya, que el balón es mío y hago lo que quiero, debió pensar Sylvester.

Una vez que terminó el guión sobre unos mercenarios que intentan derrocar a un dictador sudamericano –qué tiempos aquellos en que los malos eran los ruskis...-, no sabemos qué fibra tocaría en los corazones de Jason Statham y Jet Li pero el caso es que los enredó para que fueran coprotagonistas y luego cerró la venta con rapidez, mostrando maneras de agresivo comerciata del tercio de la puerta fría.

Una vez que hubo logrado pasta y un par de estrellas de grueso calibre, decidió llamar a los viejos rockeros, esos tipos contra los que compitió en taquilla en los años de gloria, época en la que sus cuerpos campaban victoriosos en los cines de medio mundo, repartiendo galletas a diestro y siniestro, ligándose a mozas esculturales y sin necesidad todavía de tirar de Farmatín para tapar esas canas tontas con las que la vida riega la cabeza de cada hijo de vecino.

Sly llamó al luchador Randy Couture y se apuntó al equipo. Piticlineó a Forest Whitaker, que siempre le da por sorprender, no se sabe si por ser un nostálgico de la época de los bíceps, tríceps y demás género charcutero de gimnasio o por flipar con el guión, pero el caso es que se alistó también para hacer de agente de la CIA que persigue a Stallone y sus muchachos. Poco que decir de Schawarzenegger, que ya estaba diciendo que sí a su pequeño papel de Gobernador, of course, antes de que su amigo terminase la frase, y eso que rula por ahí una leyenda urbana que dice que durante el rodaje de El Guerrero Rojo la entonces pareja de Stallone, Brigitte Nielsen, hacía cositas con Arnie mientras su amigo olisqueaba un extraño tufillo a cuerno quemado que le tenía mosca.

También fueron convocados para el dream team musculeras el bueno de Eric Roberts, antaño rey de las series b de acción y hermano de Julia Roberts, de la que no se le ha pegado nada, y el sin par Dolph Lundgren, que parece no ser rencoroso ni picajosillo con aquél que le venció cuando respondía al nombre de Iván Drago y que prácticamente lo tenía machacado en el ring hasta que el cachondo de Sly salió con la retahíla de siempre, que si el director soy yo, que si el guión es mío y gano porque me da la gana rubiales... El único que desentona un poco es este mundillo de tipos más fuertes que el vinagre es quizá Ben Kingsley, que igual lo pillaron en un mal día o siempre soñó con un bocata de esteroides en su época de penurias al meterse en el enjuto pellejo de Gandhi.

Los que les han salido rana fueron Van Damme, porque decía que no lo veía claro, según él Stallone no era capaz de explicarle de qué iba la película, y Sandra Bullock que dijo algo así como "Están locos estos romanos", ya que debía un “respeto a sus fans”. Así que ya saben, comienza a rodarse la peli de las pelis, un reparto estelar para grabarnos a fuego en la memoria uno de las historias seguramente más chorras de los últimos tiempos. ¿Morderán los nostálgicos de los ochenta el anzuelo lanzado por Sly? El tiempo lo dirá.

  UN PEQUEÑO APERITIVO