En unas horas hemos pasado de una dimisión impensable a una ejemplarizante, la del ministro Bermejo, a quien no le han servido las ovaciones de sus compañeros en el Congreso cuando Zapatero, tan hábil en esto, ha conseguido hacer virtud de los desaciertos de su ministro.
Las dimisiones de altos cargos tales como ministros acarrean de ordinario dos consecuencias, una buena y otra mala. La mala es que les suele dar por escribir un libro de memorias cuando generalmente lo que queremos es olvidarles. Y la buena, que siempre existe la esperanza de que el sustituto sea mejor que su antecesor.
Esto mismo es lo que ahora se intuye tras la batida que ha dado con Fernández Bermejo en la taxidermia de la política, una dimisión ejemplar en palabras de su mentor Zapatero, siempre capaz de hacer bueno hasta el episodio más siniestro.
Y sin embargo, como ocurre cuando se limpia el polvo y solo se consigue cambiarlo de sitio, las cuestiones que propiciaron su caída siguen en el aire. Su confrontación con la administración de justicia y su presencia en la cacería no son cuestiones que puedan quedar zanjadas con una ejemplarizante renuncia ya que una vez dimitido, como dice el aforismo, el que calla...
Primeramente, Bermejo ha representado la equivocación en sus formas de querer convertir la justicia en palanca del cambio social, un elemento más de la acción de gobierno al servicio de un planteamiento de la sociedad según parámetros políticos, esto es, no poner a la justicia al servicio de la sociedad cambiante sino hacer de aquella uno de los motores de tal cambio, olvidando dramáticamente que su función no es en esencia propugnar un determinado modelo político y social sino, según el principio clásico, dar a cada cual lo suyo o, dicho en román paladino, juzgar. Y en esto, el diálogo social se quebró con Bermejo como una vara por la parte más débil, porque el diálogo acabó convertido en monólogo.
Y en segundo lugar, la cacería de marras ha propiciado una nebulosa de comportamientos sospechosos, inoportunos que dijo el ya defenestrado fiscal, cuyas consecuencias y precisamente por el valor de su dimisión, adquieren nuevos perfiles que podrían resumirse de esta guisa: si el ministro dimitió por echarse unos cartuchos al aire, ¿qué hay de quienes compartieron con él pólvora y zurrón? Y es que cada vez son más las voces, incluso dentro de la judicatura, las que se quejan de las maneras en que Garzón se pone el mundo por montería, el mismo que está, excepto en su juzgado, en cualquier embrollo de tintes políticos que se cuecen en España; el que un día sí y una noche también es portada de cualquier periódico y contraportada de cualquier revista; el mismo, en fin, que ha hecho de la pseudopolítica toda una experiencia, con x de Míster.
Y esto todo con crisis de ansiedad de por medio, como si le cantara aquella canción al PP, ansiedad... de tenerte en mis manos.
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Soitu.es se despide 22 meses después de iniciar su andadura en la Red. Con tristeza pero con mucha gratitud a todos vosotros.
Fuimos a EEUU a probar su tren. Aquí están las conclusiones. Mal, mal...
Algunos países ven esta práctica más cerca del soborno.
A la 'excelencia general' entre los medios grandes en lengua no inglesa.
Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Citar este verso de Machado no puede ser más ocurrente al hablar de Mariano Rajoy. Tras la renuncia de Zapatero y las voces que señalan que la estrategia popular podría verse dañada, es necesario preguntarse algo. ¿Ha hecho camino Rajoy? ¿Se ha preparado para ser presidente? Quizás la respuesta sorprenda.
En: E-Campany@
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“Algunos luchamos por tener los pies en suelo.” Lo decía ayer en su Twitter Raül Romeva, uno de los cuatro eurodiputados españoles (Oriol Junqueras, de ERC, Ramon Tremosa, de CiU, Rosa Estarás del PP y él, de ICV) que apoyaron la enmienda para evitar que el presupuesto comunitario de 2012 contemple los vuelos en primera clase de los parlamentarios europeos. No era una excepción. Lo escribía ahí porque es lo que hace siempre: ser transparente.
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Son los cien primeros, como podrían ser doscientos o diez. Lo importante es el concepto. La idea de tener unos días para llevar a cabo la transición desde la oposición al gobierno. Del banquillo, a llevar el dorsal titular. Nunca tendremos una segunda oportunidad de crear una buena primera impresión. Y los cien primeros días son esa primera impresión. Veamos su importancia.
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“Os propongo que sea el Comité Federal, en la próxima reunión que tengamos, después de las elecciones autonómicas y municipales, el que fije el momento de activar el proceso de primarias previsto en los Estatutos del partido para elegir nuestra candidatura a las próximas elecciones generales.” De esta manera, Zapatero ha puesto las primarias en el punto de mira tras anunciar que no será candidato a la reelección. Tras este anuncio, observamos algunas reflexiones sobre el proceso
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