Locos perdidos

Quedan solo un par de días para que la profecía se cumpla en los Estados Unidos de América y uno más para que nos la traduzcan y subtitulen en ese español que es una maravillosa mezcla de todos los que se hablan en el mundo. Prepararse no es moco de pavo. Hay que limpiar nuestra alma de malos pensamientos que nos hacen creer que el profeta Abrahams solo nos utiliza para ganar dinero, hay que desintoxicar el cuerpo para que luego aguante al menos una dosis semanal de palomitas y ganchitos pero, sobre todo, hay que rememorar los últimos episodios de este libro sagrado para recordar cuáles son nuestras creencias. Queridos hermanos seguidores de la iglesia de los náufragos del Oceanic 815, nuestro momento ha llegado…

"Se acabó la espera".

Durante toda la semana me he documentado, he recorrido los foros más freakies sobre Lost, intentado encontrar un tema claro sobre el que comentar como fórmula preparatoria para el inicio de la quinta temporada. ¿Es Ben tan malo como lo pintan o tan bueno como queremos creer?¿Está realmente muerto el que creemos que lo está?¿Es Jacob el padre de quien todos pensamos?¿Debería llamarse “losties” a los personajes o a los seguidores de la serie? Mi conclusión no ha tenido nada que ver con una revelación argumental ni he desvelado que la serie de números oculte el sentido de la vida. De hecho cuanto más leo las opiniones de los demás, más me lío y lo único que saco en claro es que el trabajo de todo el equipo que hace la serie y en especial de los guionistas merece una ovación, una estrella por cabeza en el paseo de la fama, varios “ole sus huevos”... En fin, cada uno que lo diga con su propio estilo.

El primer capítulo de la cuarta temporada no decepcionó pero sin duda no fue el más impactante si lo comparamos con el último de la tercera o con cualquiera de los de la segunda en los que a los guionistas se les fue tanto la olla que tuvieron que cambiar de rumbo y nos dejaron con 24 episodios que te dejaban el corazón en un puño pero que, hasta que se demuestre lo contrario, no llevan a ningún sitio; sin embargo los comentarios y discusiones al respecto al día siguiente de su emisión en Estados Unidos podían contarse a millares. Mi alabanza a la producción de la serie se sigue de la comprobación de que cada episodio nuevo de Lost es analizado al milímetro por una gran cantidad de “ultras” que se lo ven cuatro veces a velocidad normal, otro par pausando cada 5 minutos para estar seguros de si esa sombra que se ve al fondo es la de un oso polar invisible o un microfonazo causado por un calambre que le dio al técnico de sonido en el brazo. Después lo ven frame a frame y capturan unos cuantos, los pasan por photoshop para quitarles desenfoque y darles contraste y después de varios pasos técnicos más que desconozco aseguran que la figura lejana y desenfocada que se ve en el minuto 35 segundo 15 frames 1 a 23 es la madre del tío Sawyer que salió en un flashback de Locke allá por la tercera temporada. El caso es que yo me imagino ahora lo que esto supone en rodaje. Inventemos unos ejemplos (soñar es gratis):

• A James E Williams se le ocurre que es mucho más sencillo y barato meter a un doble de luces en esa escena puesto que a la actriz que hizo de madre del tío de Sawyer le va muy mal rodar los jueves y vive en el otro lado del globo entre otras eventualidades; pero no le dejan porque hay que pensar que dentro de 8 meses habrá cientos de freaks que no solo lograrán verle la cara sino que se quejarán cuando después de 20 capítulos la serie desvele el misterio de quién era esa sombra misteriosa.
• A Emily Katz se le pasa supervisar que a Ben le hayan maquillado un rasguño de 1 centímetro de largo y 2 milímetros de grosor en el mismo lado de la cara en el que lo tenía en las tomas anteriores. Pues hay que repetir toda la escena y retocarle el maquillaje porque dentro de 8 meses estos mismos la misma audiencia que les da el pan de cada día se dará cuenta y lo comentarán en 200 webs de gazapos y Emili Katz perderá gran parte de su caché como jefa de maquillaje.

Creo que os vais haciendo a la idea: “Oye, hemos decidido definitivamente que al final de la 6ª temporada se desvele que Kate mató a el padre del primo segundo de Hurley de un disparo en la cabeza en vez de con un coche bomba”; ”Gracias chicos, cómo me alegro de que cuando sacamos un plano del cadáver hace tres temporadas le pusiéramos un agujero en el cráneo, en los foros estaban empezando a sospechar”. Y así periódico puro.
Es cierto que series raras ha habido muchas en la historia de la televisión reciente, así en el momento se me vienen a la cabeza Twin Peaks y Expediente X, que empezaron a liar el argumento hasta limites demenciales. Pero ninguna con unos seguidores tan exigentes como los de Lost. Quizá porque la época no lo propiciaba, quizá porque no estaba extendido el uso de la Red como lo estaba el del calzado o el del vehículo motorizado y ahora sí lo está.

El caso es que el equipo de Lost ha aguantado cinco temporadas sin flaquear (cierto lo de “cinco” está aún por verse) y sin perder del todo el rumbo. Sin duda un acierto total ha sido el poner una fecha final a la serie, lo que les obliga a cerrar argumentos, dar respuestas a tramas que seguro abrieron sin ni siquiera saber como iban a cerrar y, sobre todo, adelantarse a nuestras pesquisas de audiencia compulsiva. Aceptémoslo, lo nuestro no es muy normal y puede que ni siquiera sea sano. Si queréis justificarlo pensando que estamos haciendo historia, allá vosotros; yo prefiero pensar que somos malvados y que los supervivientes no están delante sino detrás de las cámaras.

Lee la versión original de este artículo en El aula del desgraciado.