¿A quién representa el G8?

Nueva marea política cateta en España: el presidente francés Nicolas Sarkozy no cuenta con España para la cumbre que intentará resolver la crisis mundial. Apuesta porque acudan el clásico G8 y el G5 de países emergentes. Al menos, estos últimos han demostrado saber cómo se lucha por la prosperidad y han aplicado recetas fructíferas. ¿Qué ofrece el G8?

ellos deciden por nosotros

Creado arbitrariamente en 1973, a petición de EEUU, consiste en la reunión de un grupo de países industrializados del mundo que poseen peso político, económico y militar. Pero no son ni los ocho países más industrializados, ni los de mayor renta per cápita ni los que tienen un mayor Producto Interior Bruto. Nació como G7, con Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Un día llamaron a Rusia, tras caer el telón de acero. Durante unos años fueron G7 más, Rusia. Ahora ya son G8.  Hay precedentes para sumar a quién nos -les- apetezca.

Nadie los ha elegido más que en sus respectivos países, pero ellos deciden por todo el mundo. Ya hemos visto cómo. Grandes limusinas en hoteles o/y centros paradisíacos, con menús de hasta 19 platos, regados con sake y champán francés, como sucedió en la última en Hokkaido, Japón. Allí tenían que resolver qué hacían con la crisis alimentaria: dijeron que no sabían como ponerle coto. Y marcharon hacia sus casas tan tranquilos.

 ¿Alguien podría citar qué ha conseguido el G8 en sus cumbres? Por ejemplo, reducir cada vez más la aportación a los países pobres para cumplir “los objetivos del milenio” que dictó la ONU en el año 2000. ¿Algo más?

Los países que componen el G8 están sacudidos por una crisis económica casi sin precedentes y son en buena parte causantes de la que vivimos en el mundo global. ¿Ellos van a resolverla? ¿No sería mucho mejor preguntar a quienes sí saben hacer bien sus cuentas, a los que han logrado un desarrollo algo más armónico de su población?

Lo que hay que intentar no es que España esté en el G8, sino, quizás, que vayan todos menos ellos o, como mucho, de oyentes sin derecho a voto. Ni veto.

El mundo está desnortado. El PP aprovecha para elevar la moral patria y decir que no pintamos nada entre los que cortan el bacalao. En el pasado lo hicimos mucho: invadimos ilegalmente un país como comparsas del Gran Simio. Nadie parece cuestionarse que la crisis es mucho más honda de lo que pensamos. Ni el G8 nos representa, ni ostentan crédito alguno el FMI y el Banco Mundial con sus políticas erráticas. Está pendiente una toma de conciencia de la ciudadanía porque, a la vista de cómo está el panorama, sólo nosotros nos salvaremos.