Cuando Harry (Potter) encontró a Hari (Puttar)

Cuando 'Harry Potter' (Warner Bros) encontró a 'Hari Puttar' (la nueva película de Bollywood) le puso una demanda. Y todo por un parecido con en el nombre.

Cartel de la película 'Hari Puttar' (2008).

Warner Bros ha perdido la demanda, en la que denunciaba que el título de la nueva película de Bollywood (Hari Puttar) era demasiado parecido al del famoso personaje creado por J.K. Rowling.

La portavoz de la productora insistía en su queja ante los tribunales que los productores de Hari Puttar querían "confundir a los consumidores y beneficiarse de la reconocida y amada marca Harry Potter". Pero, ¿no se ha llevado de toda la vida esto de jugar con los nombres de grandes éxitos?

Finalmente, el derecho a parodia, una figura legal a la que muchos parodiadores han recurrido durante años, ha prevalecido sobre los lógicos pero bastante inútiles celos empresariales. El humor hay que tomárselo, precisamente, con humor.

La razón reinó sobre la queja gratuita  y el tribunal de La India negó las acusaciones de la Warner asegurando que quienes hayan visto las películas y leído los libros de Rowling notarán la diferencia entre la cinta del aprendiz de mago y el filme de Indian Punjabi.

Aunque aquí en España tendremos que esperar hasta octubre para ver las aventuras de Hari Puttar, según cuentan los amigos hindús que la han visto, la peli tiene que ver más con la historia de Sólo en casa que con Harry Potter.

Tu nombre envenena mis sueños

Es precisamente el niño de Sólo en casa, Macaulay Culkin, el nombre con el que juega Álex de la Iglesia en la serie, también con título cachondo, Plutton BRB Nero, que se estrenó este miércoles en La 2 de TVE. El protagonista de la ficción, presidente de los EEUU en el futuro, se llama Mackaulin Culkin III.

En España, aunque todos nuestros dúos humorísticos han jugado con los nombres de películas y personajes para recrear scketch, es la familia Ozores la que más ha tirado de los éxitos de otros films para intentar, año a año, atraer al público a ver sus películas: La Graduada (1971), Cuentos de las sábanas blancas (1977), Yo hice a Roque III (1980), La loca historia de los tres mosqueteros (1983), La Lola nos lleva al huerto (1984), Al este del oeste (1984) o El Equipo Aahhgg (1989) son, entre otras, películas ozorianas con distintos títulos, pero de los mismo ingredientes: enredo entre bragas y chistes.

Pero en la industria del cine los que más han jugado con el nombre, sin género de duda, han sido los creativos de películas porno. Ellos han sabido pervertir como nadie los títulos del cine convencional, tocando casi todos los palos:

Desde las clásicas (Sin bragas y a lo loco, Tócamela otra vez, Sam, 7 pollas para 7 hermanas, El polvo sobre el rio Kuait, Alguien penetró en el nido de Cuco), a otras más modernas (Polvo Jurásico, Tetanic, La Guarra de las Galaxias, Eduardo Manospajeras, Abierta hasta el amanecer, Mamatrix) pasando por las de héroes (Rabocop, Papoya el Marino, Penetreitor), españolas (Más adentro, Follo sobre mi madre, Las cosas del joder) y sin dar la espalda al género gay (Bareback Montain), la industria porno se ha valido de los nombres para envenenar los sueños más calientes de los espectadores.

Lo que quizás no han entendido los celosos chicos de Warner es que toda parodia es pura publicidad. Que a alguien lo parodien (y se lo dice un electroduende) no es sólo un sinónimo de afrenta o de burla, sino de que ese alguien lo ha sabido hacer, es importante y ha calado definitivamente en la cultura de masas.

Y si no, que se lo pregunten a Dalí, que dijo eso de “que hablen de mí, aunque sea bien”.