Hasta arriba de la caja tonta

Las estrellas abandonan los formatos que les han dado la fama: 'Noche Hache' se emite ahora bajo otro título y sin  Eva Hache, y la serie 'Aída' ya se está grabando sin Aída (Carmen Machi).

Quequé sustituye a Eva Hache en 'Estas no son las noticias' (Cuatro).

Cuatro ha estrenado Estas no son las noticias ( De lunes a viernes a las 20.00 h) con Quequé (Héctor de Miguel), el colaborador más incisivo con los medios de Eva Hache (Eva María Hernández), al frente. Un buen programa que recoge, como lo hiciera en Noche Hache, en clave de humor las distintas noticias de la jornada, y siempre con su particular punto de vista: irónico y sobrado.

Este nuevo Noche Hache llega bajo otro título y sin su conductora, Eva, que ha decidido tomar un año sabático. Pero éste no es el único formato que se ha quedado sin su estrella: Telecinco ya está grabando la nueva Aída sin Aída (Carmen Machi).

¿Por qué las primeras figuras abandonan los programas que les llevaron a lo más alto?

La presentadora de Noche Hache ha manifestado en repetidas ocasiones que el motivo de poner el freno es el desgaste que produce presentar en directo un late show diario. Y yo me pregunto, ¿acaso los redactores, cámaras, y realizadores de su espacio no sufren el mismo estrés, con la misma intensidad de trabajo e incluso echando más horas de curro que los que dan la cara?

Quizá, la opinión general que en la calle se tiene sobre Eva, y no para el gusto de ella, es que "no es actriz". Sin embargo a Hache, que empezó haciendo monólogos en El club de la comedia, sí que se le considera cómica o showwoman.

Bajo la presión de esta etiqueta, Eva opta por dar descanso a su personaje televisivo con la idea de dar rienda suelta a otros registros interpretativos que el público desconoce.

Algo similar le ocurre a Carmen Machi, quien cansada de que le confundan con su personaje, ha decidido emprender otras facetas profesionales para demostrarle al público y, recordarse a sí misma, que ella NO es sólo Aída.

¡La tele que me parió!

"Más allá de la televisión hay mucho más, está el teatro y el cine. No estoy cansada de la televisión, quien está cansada es ella de mí."

Así de contundente se mostró Machi a primeros de septiembre cuando presentaba en Barcelona la obra de teatro La tortuga de Darwin, de Juan Mayorga.

Cinco temporadas de Aída, y otros seis años siendo el mismo personaje en la serie 7 vidas han hecho de esta actriz uno de los personajes más demandados por el público que, sin duda, la adora. Pero ella ha decido sacrificar su personaje en pro de su carrera.

Aunque abiertamente no se atrevan a reconocerlo, la televisión es el medio de trabajo que le ofrece a un actor el colchón económico con el que continuar su carrera (¡y pedazo de somier!). Las millonadas que se cobran por minuto de plató, no se logran ni desde un escenario teatral ni desde el set de rodaje de un film (a no ser que uno sea "Torrente" y se produzca sus películas).

Por ello, muchos actores de teatro o de cine de toda la vida han tenido que recurrir a la caja tonta para alimentar sus arcas.

Share o no share

Gran escándalo montó el recordado Jesús Puente cuando a principios de los noventa (mucho antes de que comenzáramos a pensar en la telebasura como término) fichó por las privadas para meterse en las relaciones sentimentales del público (Su media naranja, Lo que necesitas es amor).

Paulatinamente, otros actores fueron cayendo en la presentación de distintos concursos, aún a pesar de haberse dedicado toda su vida al cine o al teatro. Fernando Esteso se hizo de oro, sobre todo a posteriori, gracias a sus años al frente de La ruleta de la fortuna (Telecinco), José Coronado abandonó sus intervenciones en el cine para ser la cara de El gordo y de La noche prohibida (Antena 3) y Carmen Sevilla fue rescatada del olvido gracias a la suerte del programa Telecupón. Era la época en que la televisión comenzaba a secuestrar para sus fines a los actores más ambiciosos.

Otros, los que no se dejaron mover por la codicia de los platós, renunciaron a aparecer por series y programas, siendo el cine o el teatro su único espacio creativo.

Victoria Abril, Marisa Paredes, Jordi Mollá, Antonio Banderas, Javier Bardem, Antonia San Juan o Eduardo Noriega, por poner unos ejemplos de actores "anticajatonta", se han podido permitir decir NO a todas las ofertas emitidas por los productores televisivos esperando, con mayor o peor fortuna, a que les llegara un personaje que no estuviera sometido al share.

Aunque algunas actrices convertidas hoy en primeras figuras del mundo del celuloide como Penélope Cruz o Belén Rueda, todavía tienen que aguantar que la tele les recuerde su pasado como pizpiretas presentadoras en VIP Noche o La quinta marcha.

Posiblemente desde Hollywood, Glen Close (Damages), Al Pacino (Angels in America), James Woods (Shark), Mark Wahlberg (Entourage) y tantas otras estrellas de la gran pantalla, que han acabado gustosamente coqueteando con la caja tonta, se reirían de esa "digna vergüenza" de nuestras figuras patrias.

Aunque quizá sólo sea al otro lado del charco donde se esté haciendo una televisión tan rentable para la cuenta de un artista como digna para ser destacada en su CV.