El rock, esa música infernal

Hace unos días la prensa publicaba unas declaraciones de Adolfo González Montes, obispo de Almería, en que denunciaba que los jóvenes "electrizados por el rock se entregan a la práctica banal y destructiva del sexo". Aunque últimamente algo más adormecida, no es nueva la desconfianza de la Iglesia hacia la música rock. Desconfianza que, en cierto modo, el rock se ha ganado a pulso al transitar en demasiadas ocasiones por las inmediaciones del lado oscuro. Sí, como habrás adivinado, avispado lector, estamos hablando de la oscura relación entre el rock y el mismísimo diablo.

No vamos a entrar en personajes teatrales y extremos como Ozzy Osbourne o Marilyn Manson. Tampoco en aquellos trabajos, como el disco blanco de los Beatles o el ‘Stairway to heaven’ de Led Zepellin, que, según la sabiduría popular, contienen mensajes satánicos que se pueden escuchar al girar el vinilo en sentido contrario al habitual. Ese ejercicio lo dejamos para que cada uno, si se atreve y bajo su responsabilidad, lo haga en su casa. Vamos a hacer sólo un somero repaso de algunas canciones que a lo largo de la historia del rock han coqueteado con la figura del maligno.

Robert Johnson: ‘Me and the devil blues’

Quien piense que los devaneos de la música popular con Belcebú son cosa de hace pocos años o propiedad exclusiva de bandas de heavy metal se equivocan. Ya en los años treinta del pasado siglo Robert Johnson, uno de los más grandes guitarristas y cantantes de la historia del blues e inexcusable referencia para los pioneros del rock, componía y cantaba ‘Me and the devil blues’. Cuenta la leyenda que la canción narra el momento en que Johnson vendió su alma al diablo a cambio de convertirse en el mejor intérprete de blues habido y por haber. Escuchando las maravillosas canciones de Johnson, desde luego, no es difícil creer en la verosimilitud de la leyenda. Frases como “Early this mornin' when you knocked upon my door. And I said Hello, Satan, I believe it's time to go” son más que inquietantes.

 

Posteriormente otras figuras como Eric Clapton o el grupo Cowboy Junkies también han hecho suyo este diabólico blues.

The Rolling Stones: ‘Sympathy for the devil’

En 1967 The Roling Stones publican el álbum ‘Their Satanic Majesties Request’. No contentos con ello, un año después incluyen en su LP ‘Beggar Banquets’ una canción de título bastante elocuente: ‘Sympathy for the devil’. En el tema Satanás habla por boca de Jagger: “Just call me Lucifer cause I’m in need of some restraint”.

 

AC/DC: ‘Highway to hell’

A finales de los setenta AC/DC editan el disco ‘Highway to hell’. En la portada del disco (ver foto) aparece el guitarrista Angus Young con los característicos cuernos y rabo luciferinos  en un claro guiño al rey de las tinieblas. Por si no fuera suficiente, la canción que da título al disco fue publicada como single con una terrorífica foto del mismo Lucifer en la carátula.

 

Grateful Dead: ‘Friend of the devil’

Los Grateful Dead dejan claro en este tema qué debes hacer si quieres entrar en su círculo de amigos: “A friend of the devil is a friend of mine”. Más claro el agua.

 

Primal Scream: ‘Miss Lucifer’

Una de las tácticas más usadas por los rockeros para captar con malas artes a nuestros inocentes jóvenes es mostrar a Satán de forma atractiva. En este caso, Bobby Gillespie y sus secuaces nos dibujan a Lucifer como una sexy femme fatal.

 

P. J. Harvey: ‘The devil’

En su último disco, ‘White chalk’, Polly Jean Harvey aparca la crudeza de las guitarras para darle protagonismo al piano. Con voz hiriente y diabolicamente estremecedora canta: “As soon as I'm left alone, the devil wanders into my soul”

 

Orbital: ‘Satan’

El señor obispo sólo cita a la música rock como el gran enemigo de la virtud de los jóvenes. Craso error. En los últimos años la música electrónica está sustituyendo al rock como fuente de perdición juvenil. Una música repetitiva que adormece los sentidos e invita a los jóvenes a bailar sin parar de forma concupiscente. Para colmo, la música no surge de instrumentos tradicionales, sino de unas cajas negras que parecen obra del mismo Satán. Para quien necesite más pruebas, esta canción del dúo británico Orbital no deja lugar a dudas.

 

Estos son sólo algunos ejemplos que muestran lo que algunos sospechábamos y sólo el señor González Montes se ha atrevido a denunciar: el rock es un mero instrumento de Lucifer para atraer a la juventud hasta sus huestes. No debemos dejarnos engañar por el mesianismo de Bono o la aparente conversión de Bob Dylan. Lucifer y el rock están más relacionados de lo que a priori pueda parecer y por supuesto, mucho más de lo que los integrantes del siniestro mundo del rock quieren reconocer. Permanezcamos alerta si no queremos ser nosotros los próximos en sucumbir a los encantos de la bestia.