Barajas: cada español, un funcionario

TVE ha entrevistado esta mañana a Manuel von Ribbeck, el abogado norteamericano que va a representar a algunas familias ante los tribunales estadounidenses. Asisto con estupor a la avalancha de mensajes de personas que llaman "cazaclientes" al letrado.

Parece como si el brillante abogado cometiera un pecado terrible por acudir a los familiares de las víctimas para ofrecerles sus servicios.

En nuestra concepción de la vida, cada cual ha de sentarse en una silla de enea a la puerta de su casa, esperando -proverbio árabe- a que pase el cadáver de su enemigo. O peor, esperando a que caigan del cielo los recursos necesarios para alimentar a la familia.

Un profesional comete, según esta línea de pensamiento, un pecado terrible por salir en busca de sus clientes, de su negocio, del pan de su familia. Tiene que quedarse sentado en su sillón esperando a que lleguen los clientes o a que Papá Estado le solucione la vida.

Enhorabuena, emprendedor. A nosotros nos va a ir cada vez peor si, como colectivo, no seguimos tu camino. Los pícaros y los aprovechados tenemos que convertirnos en currantes. Las honrosas excepciones tienen que convertirse en la norma. O eso, o vamos a la ruina.

Mira que lamento tener que dar la razón un poquito -solo un poquito- a Carod Rovira cuando quiere orientar el destino de los dineros de la solidaridad de los catalanes...