Recuerdo, luego existo

La hija de Margaret Thatcher desvela la demencia por la que pasa su madre. En nuestro país, Adolfo Suárez no recuerda ya quién es...

¿De qué nos servirán nuestras cintas de VHS?

Anoche saqué del baúl de los recuerdos y de varias maletas, los cientos de cintas de vídeo que conservo (ahí ven parte en la foto). Diez horas después de cubrir el suelo de mi cuarto con las obras de Kubrick, Wilder, Spielberg y, por descontado, mis propias grabaciones de programas de televisión... todavía no he conseguido colocarlas todas en mis humildes estanterías.

En un descanso en mi ardua tarea, casi agotado por quitarles el polvo una a una y por el esfuerzo de ordenarlas por directores, nacionalidades o tramas, conecté con Antena 3 para ver el programa Tal como éramos.

Desde La imagen de tu vida, presentada por Hermida, no se ha vuelto a hacer un programa que aún tirando de archivo sea distinto a La batidora. Ojalá, Telecinco, que también cumple 18 años, nos sorprenda con un programa nostálgico que resulte novedoso.

Tal como eramos es un espacio enlatado que recuerda los inicios de los presentadores de Antena 3: Este lunes pudimos ver, entre otros, a Belén Rueda moviéndose como un pulpo presentando un programa de tarde (Tentación. 1993), a Lydia Bosch (Domingo en rojo. 1991) resignándose con buen humor ante las precariedades de la primeriza Antena 3 y a Mayra Gómez Kemp presentando las primeras campanadas de la casa desde un plató vacío (1990).

Mónica Martínez, la presentadora que introducía los vídeos con sketch guionizados por y para preescolares, se encargó de repetir que: "Recordar era un delito y que a nadie le hacía gracia volver a verse en sus inicios".

Al escuchar a la presentadora florero, me vino a la memoria una de las contestaciones que más me llamó la atención en la entrevista que le hice hace unos meses a Daniel Domenjó, presentador de La lista (TVE 1), cuando le pedí una lista de cosas para hacer antes de morir. La primera que me dijo, casi sin pensarlo, fue: "no perder nunca la memoria".

Pensando en Domenjó y con lo que me gusta recrearme en la nostalgia, seguí melancólico ordenando mis cintas (VHS, hoy inservibles) y viendo el programa de Antena 3. Así, comencé a recordar cómo y dónde había visto todas esas caras por primera vez.

Me volví a imaginar a mí mismo medio dormido en la alfombra del salón de casa viendo a una mujer rubia y rechoncha (aunque para mí era muy alta), preguntando a una tal Lydia que hacía de azafata sonriente y dicharachera. Coloqué entonces en las estanterías las cintas de vídeo del viejo '1,2,3' que grabé hace un par de años del Canal Nostalgia.

Recordé también, gracias al programa de anoche, a esa rubia que gritaba en uno de mis programas preferidos de los noventa: VIP (con sus docenas de variantes). Saqué entonces una sucia y vieja cinta en la que malamente aún se lee: "Tele5". ¡A saber qué hay ahí dentro! (Ya está colocada en lo alto de la estantería).

Cuando llegaron las noticias de la madrugada a Antena 3 (Carrascal hubiera entrado antes) y agotado por tanto esfuerzo físico y mental, cogí el periódico del día y volví a leer la noticia que más me había llamado la atención por la mañana: "La hija de Margaret Thatcher revela los problemas de demencia de la ex primera ministra británica". De inmediato me vino a la mente el caso de nuestro Adolfo Suarez. Si fuera director de cine, mi siguiente historia iría sobre esto.

Pienso que cuando los presidentes olvidan quiénes fueron, la memoria de un país está en jaque. Y me imagino, sin poder evitarlo, qué pasaría si el siguiente en la lista (no en la de Domenjó, sino en la de los caídos en el olvido) fuera yo.

¿De qué servirán mis cintas entonces?,¿qué habría de sentir viendo mis programas grabados, mis películas de siempre?, ¿podría recordarme viéndolos por primera vez tan nitidamente como lo hago ahora?. Y si no queda espacio para los recuerdos... ¿tampoco lo habrá para la imaginación?, ¿dejaré entonces, aunque respire, de ser hombre?

Disiento de lo dicho por Mónica Martínez, y me quedo con el deseo de Domenjó: "No perder nunca la memoria". Eso es lo único que quiero hacer antes de morir.