Haz deporte: lee

Los Juegos Olímpicos tienen la culpa. Horas y horas delante de la televisión disfrutando de los más variopintos deportes. Y claro, bien sea por los remordimientos al contemplar la creciente tripa cervecera, o por el entusiasmo que te invade al quedar imbuido del espíritu olímpico, sientes unos irrefrenables deseos de lanzarte ahí afuera a imitar a los esforzados deportistas. Pero el cuerpo ya no está para esos trotes. La partida de dominó en el bar es todo el deporte que tu cuerpo conoce desde hace años. Cualquier esfuerzo podría ser fatal: agujetas, torceduras, tirones musculares, lumbago... Por no hablar del tórrido calor del agosto ibérico. Así que siéntate y aguarda a que el arrebato deportivo mengüe. Ponte cómodo, coge un libro y lee, que es menos dañino para el cuerpo.  Eso sí, si el entusiasmo no ha desaparecido por completo, te proponemos unos cuantos libros con el deporte como eje central. No se trata de hagiografías de grandes mitos del deporte, ni de aburridos libros de estadísticas deportivas, sino de novelas o relatos en que los autores, con el deporte como hilo conductor, intentan indagar en la insondable condición humana.

Fútbol: 'Fiebre en las gradas' (Nick Hornby)

Como haría pocos años después con la música en 'Alta fidelidad', Hornby ajusta cuentas con otra de sus grandes pasiones, el fútbol, en esta deliciosa obra autobiográfica. El libro narra la vida de un hincha futbolero (el propio Hornby) y su afición casi obsesiva por el fútbol, más concretamente por el club de sus amores, el Arsenal londinense. Así, vida y fútbol se confunden a menudo y cada instante de su existencia tiene una íntima correspondencia con el momento atravesado por su club. Los futboleros irredentos saben de qué hablamos. De imprescindible lectura para ellos y muy recomendable para los que quieran pasar un buen rato y comprender como una persona inteligente, razonable y equilibrada puede hacer cientos de kilómetros en una noche para ver a su equipo jugar un intrascendente partido de Copa.

"Aborrecemos que se nos trate con cierto paternalismo. Hay gente que sólo me conocen en mi vertiente de maníaco compulsivo, que me preguntan con paciencia y lentitud, con monosílabos, qué tal estuvo el Arsenal y acto seguido, se vuelven a hablar con otra persona de la vida en general, como si el hecho de ser un hincha descartase de plano la posibilidad de formar una familia, tener un trabajo o expresar una expresión acertada sobre la medicina alternativa."

Ciclismo: 'El Alpe d'Huez' (Javier García Sánchez)

La afición del escritor Javier García Sánchez al ciclismo es conocida por sus frecuentes colaboraciones en el diario 'El Mundo'. Autor también de una biografía de Miguel Induráin ('Induráin, una pasión templada'), 'El Alpe d'Huez' es una novela que destila respeto y amor por el mundo del ciclismo a lo largo de sus cerca de 400 páginas. El texto cuenta el desarrollo de una larga etapa de montaña del Tour de Francia, donde se escalan tres míticos puertos de la geografía alpina: "La Croix de Fer te destroza los pulmones, el Galibier te come la moral y el Alpe dHuez te rompe en pedazos". Jabato, veterano ciclista en la cuesta abajo de su carrera, salta del pelotón al inicio de la etapa en una insensata y desesperada aventura. La narración te introduce de lleno en la tensión de la etapa, avanzando pedalada a pedalada, página a página, sin un momento de respiro, hasta llegar sin resuello al punto final en la cima de Alpe d´Huez.

"El paso del tiempo es la única rueda que al final nadie consigue seguir. Se quiere y ya no se puede, y cuanto más quieres no perder rueda, más te hundes. Es como seguir una rueda equivocada en montaña, esa que estando ahí cerca y aparentemente casi al mismo ritmo que la tuya, sin embargo va un poco más deprisa, sólo un poco."

Atletismo: 'La soledad del corredor de fondo' (Alan Sillitoe)

Sillitoe, uno de los principales exponentes de la generación británica de los jóvenes airados, cuenta en este relato largo (o novela corta, según se mire) la historia de un delincuente adolescente recluido en un reformatorio, donde se le invita a practicar el atletismo como método para redimir sus fechorías. Sus dos horas diarias de solitaria carrera campo a través le suponen una liberación, convirtiéndose en el momento más feliz del día y concediéndole tiempo para la reflexión. La obra contiene una reivindicación de la rebeldía juvenil y una profunda crítica a la sociedad burguesa.

"Y, cuando atravesaba los campos, supe cómo es la soledad del corredor de fondo, y me di cuenta de que para mí esta sensación era lo único honesto y verdadero que había en el mundo."

Boxeo: 'Torito', 'Segundo viaje', 'La noche de Mantequilla' (Julio Cortázar)

Argentino atípico en cuestiones deportivas -confesaba sentir indiferencia por el fútbol-, Cortázar era casi tan aficionado al boxeo como al jazz. Su producción literaria está frecuentemente salpicada de referencias al mundo pugilístico. Tituló 'Último round' uno de sus libros de relatos y poesías, y en muchas de sus obras aparece este polémico deporte citado de manera tangencial. Pero son estos tres relatos donde el mundo del boxeo aparece como protagonista de la trama. 'Torito' está inspirado en la peripecia deportiva y humana del famoso boxeador argentino Justo Suárez, conocido como el Torito de Mataderos. En 'Segundo viaje' el fantástico e irreal universo de Cortázar se cuela en el mundo del boxeo. Por último, 'La noche de Mantequilla' es una historia de espías ambientada en la legendaria pelea organizada por el actor Alain Delon en París entre los púgiles Carlos Monzón y José Mantequilla Nápoles. Una buena ocasión para volver a leer (o descubrir, quien tenga tal suerte) a uno de los mejores narradores del siglo XX.

"...pero el día de la pelea me quedé solo en casa, ya habría tiempo de festejar con la barra, ahora Ciclón y yo teníamos que estar mano a mano desde la radio, desde algo que me cerraba la garganta y me obligaba a beber y a fumar y a decirle cosas idiotas a Ciclón, hablándole desde el sillón, desde la cocina, dando vueltas como un perro y pensando en lo que acaso estaría pensando Ciclón mientras le vendaban las manos, mientras anunciaban los pesos, mientras el locutor repetía tantas cosas que sabíamos de memoria..." ('Segundo viaje')