Por fin se ha desvelado la gran incógnita de los Juegos de Pekín. Michael Phelps ha entrado en la historia del deporte superando los siete oros logrados por Mark Spitz en Munich 72. No es la primera vez que un nadador se propone tal meta. Ya lo intentó el propio Phelps en Atenas hace cuatro años, aunque se tuvo que conformar con seis oros. Pero fue otro nadador norteamericano, Matt Biondi, el primero en perseguir la sombra de Spitz.
Biondi había anunciado antes de los Juegos de Seúl de 1988 su intención de igualar la hazaña de Spitz en tierras coreanas. Cuatro años antes, con 19 años, ya había participado en los Juegos de Los Ángeles, consiguiendo el oro con el relevo estadounidense de 4x100 libre. A Seúl llegaba en plena madurez con 23 años. Biondi había batido el récord de los 100 metros libres en cuatro ocasiones en el último ciclo olímpico -la última vez lo hizo un mes antes de los Juegos, en los Trials norteamericanos-, siendo el primer hombre en bajar de los 49 segundos. Dos años antes, en el Mundial disputado en Madrid había conseguido siete medallas, tres de ellas de oro.
Si Phelps se presentó en Pekín con un bigote en los días anteriores a la competición, Biondi lució una barba en los entrenamientos previos en la piscina de Seúl, que también se afeitó antes de empezar a competir para evitar oponer resistencia al agua. Aunque la tarea de Biondi se antojaba complicada, no era una quimera pensar que consiguiera los siete oros en otras tantas pruebas: 50, 100 y 200 libre, 100 mariposa y los tres relevos (4x100 libre, 4x200 libre y 4x100 estilos). La incorporación en Seúl al programa olímpico, por primera vez, de los 50 metros favorecía las opciones del nadador estadounidense. Pero las cosas pronto se torcieron. En la primera final, los 200 libres, tras una buena salida, se hundió en los últimos 50 metros, siendo rebasado por el australiano Duncan Armstrong y por el sueco Anders Holmertz, y teniéndose que conformar con el bronce. Biondi había sucumbido a la presión y, casi antes de empezar su reto, la inasible figura de Spitz se le había escurrido entre las manos.
Una vez liberado de la tensión del hercúleo reto, Biondi ganó los 100 y 50 libres, logrando el récord del mundo en la distancia corta tras vencer a Tom Pager, vigente plusmarquista de la distancia en aquellos días. También consiguió, con el equipo estadounidense, la medalla de oro en los tres relevos, batiendo el récord del mundo en todos ellos, pero volvió a fallar en los 100 metros mariposa, donde fue derrotado por el sorprendente surinamés Anthony Nesty. Biondi parecía tener ganada la final a falta de escasos metros, pero un fallo de cálculo en la última brazada, permitió a Nesty superarlo por sólo una centésima, ganando la primera medalla olímpica en la historia de Surinam y la primera medalla de un deportista de raza negra en la natación olímpica.
Final 100 metros mariposa Seúl 88
A pesar de que no pudo igualar a Mike Spitz, la sobresaliente actuación de Biondi es aún una de las mejores actuaciones individuales que se recuerdan en unos Juegos. El botín que pescó en tierras coreanas -cinco medallas de oro, una de plata y otra de bronce- no está al alcance de cualquiera. Aún ganaría Biondi tres medallas olímpicas más. En Barcelona, ya en la recta final de su carrera, gano dos medallas de oro en los relevos 4x100 libre y 4x100 estilos, y una medalla de plata en los 50 libres. Tras los Juegos de Barcelona se retiró de la competición uno de los grandes nadadores de la historia. El primero que se atrevió a mirar cara a cara a Mike Spitz.
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